No seamos tan cínicos...

No seamos tan cínicos...

"No hay justificación que ampare lo que hizo el Estado con esos niños. Más allá de que los grupos armados residuales los hayan secuestrado o no, su deber era recuperarlos"

Por: Teresa Asprilla Soto
noviembre 07, 2019
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No seamos tan cínicos...
Foto: Twitter @GuillermoBotero

La noticia del momento: ministro de Defensa renuncia luego del debate de moción de censura, en el cual se mostraron pruebas sobre el asesinato, en medio de un bombardeo, de 8 niños, entre los 12 y los 17 años de edad, los cuales habían sido reclutados por la fuerza por grupos armados residuales en varias veredas del municipio de Puerto Rico en el Caquetá.

Con un asombro indescriptible he visto y leído cómo de manera tan desnaturalizada algunos básicamente le echan la culpa a los niños víctimas del bombardeo de su propia y atroz muerte en una operación militar comandada, planeada y ejecutada por el jefe mayor del Estado y su inepto ministro de Defensa.

Ante esto solo quiero decir lo siguiente.

Después de la operación, salió nuestro amadísimo subpresidente a decir esto, abro comillas: "ha sido una operación impecable en la que se dieron de baja a X número de criminales terroristas". La situación se presenta como un vil falso positivo en cuanto se le oculta al país que de X número de criminales, 8 eran niños, entiéndase bien: niños entre los 12 y los 17 años de edad. Todos reclutados a la fuerza. Todos abusados y obligados a estar ahí.

Luego, en una de sus ya famosas salidas en falso, el exministro dijo que la operación fue hecha bajo los estándares del derecho internacional humanitario y que no se sabía que había niños en la zona donde se dio el bombardeo; suposición que a todas luces fue hecha de mala fe, puesto que existían denuncias por parte del personero municipal del municipio de Puerto Rico en el Caquetá en las que se daba cuenta del contexto de reclutamiento forzado en la vía rural del municipio de Puerto Rico, en las veredas La Flor, La Pringamosa y Villahermosa Alta.

No hubo precisión de ningún tipo y aun cuando siempre hay ciertos márgenes de error en una cuestión militar de estas, la porquería más grande estuvo en el hecho de presentar a estos niños como terroristas dados de baja en un operativo oficial del Ejército y ocultar sus edades a la opinión pública y al país.

Solo para hacer varias claridades. El derecho internacional humanitario, el cual dijo el saliente ministro de Defensa, se había aplicado en el caso de este bombardeo, es un protocolo internacional al que se ciernen los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para establecer de alguna manera las reglas de la guerra; el cual es a su vez de obligatorio cumplimiento. Se viene adoptando desde la promulgación de la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos a partir de los Protocolos de Ginebra en 1949 después de las atrocidades cometidas en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Entre muchas otras cosas se busca reducir el sufrimiento humano de las personas ubicadas en zona de guerra y establece que no se pueden atacar ni por parte del Estado, ni de grupos armados al margen de la ley, grupos humanos que no tiene relación directa con el conflicto: comunidades vulnerables, población civil, misión médica, etc. Hay un apartado muy delicado y especial sobre los niños, más si estos son reclutados a la fuerza o son usados como escudo por parte de grupos insurgentes o al margen de la ley.

El caso que aquí nos concierne es que había denuncias por parte de los organismos de control territoriales de que estaban habiendo reclusiones forzadas en la zona y las autoridades no las tuvieron en cuenta a la hora de planear y ejecutar el bombardeo, el cual al parecer tampoco contó con la inteligencia militar suficiente para establecer con cierto grado de certeza si en la zona había niños o no. Los pequeños fueron revictimizados por el Estado que debió protegerles y reestablecerles sus derechos al ser destrozados en una operación infame, que lejos de rescatarles, los mató y presentó como terroristas insurgentes, bandidos caídos en combate. No hay justificación, repito, ni Derecho Internacional Humanitario que ampare tal acción del Estado. Más allá de que los grupos armados residuales hayan secuestrado o no a los niños, el deber de este era recuperarlos a toda costa. No se puede equiparar el accionar del gobierno que se jacta de ser de derecho, ni el de sus fuerzas armadas, con el andar criminal de grupos al margen de la ley. No se puede pagar violencia con violencia. No se pueden acribirllar niños y luego presentarlos como criminales. El Estado no debe ni puede actuar de manera tan irresponsable. Y no hay justificación que valga.

Se las dejo ahí...

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