En busca de la semilla se estructura desde la voz omnisciente de un narrador plural en tercera persona –a través de 41 capítulos–, narrador que visualiza en su imaginativo telar narrativo los procesos de enunciación y de enunciado de dos historias escritas en contrapunto creativo.
Primero, la historia de Francisco Pizarro y sus tres expediciones e invasiones en el Mar del Sur hacia la conquista del Perú: 1524-1525, 1526-1527, 1531-1533, la destrucción del Imperio inca y la configuración de un virreinato español en el Nuevo Mundo, historia que se extenderá a sus sucesores después de su asesinato en manos de Almagro, el Mozo.
De igual manera, la historia no narrada hasta el presente de la real y legendaria isla del Gallo, en el litoral pacífico colombiano, cerca del puerto de Tumaco, en donde Pizarro habría tomado la decisión de conquistar Birú (el reino inca) y 13 de sus compañeros –denominados– de la fama lo habrían seguido en la aventura. La isla del Gallo sería el escenario también de los primeros mestizajes en el Mar del Sur, en los genes y descendencia de Martín Rodríguez y Juan García, con indígenas sindaguas.
A su vez, en cuanto a los procesos de enunciación se refiere, Seidel y su narrador omnisciente —proponíamos, contrapuntísticamente— informan y construyen de manera estratégica (el narrador es un estratega al narrar y configurar tensión y suspenso en el relato, en la perspectiva de Edgar Allan Poe), la historia del profesor y luego escritor de la novela En busca de la semilla, Alcibíades García, su esposa Eloísa y sus hijos Argimiro y Florinda, quienes viven en el tiempo de la escritura de la novela en España, buscando sus orígenes en Extremadura, trabajando y estudiando. Alcibíades García, jubilado y novelista, el profesor, ahora jubilado de la Cátedra de Historia Hispanoamericana y de la Universidad Católica del Pacífico, despierta un día cualquiera con la certeza de tener “algo valioso en su memoria que le habría inquietado toda la noche”: no saber a qué dedicarse en su retiro. La pesadilla lo llevará a tomar una preclara decisión: escribir “la mejor novela sobre el Pacífico”.
En el puerto, en su casa, utilizando una vieja máquina Underwood, en la mesa frente de la ventana con vista a la playa, Alcibíades García, quien sufre de una rara enfermedad que limita sus horas de escritura, gestará su propia historia familiar y las historias de Pizarro y la isla del Gallo en las cercanías de Tumaco, Nariño.
El cierre narrativo del proceso novelesco es que la rara enfermedad (¿la buba?) termina haciendo estragos en el cerebro de Alcibíades. Ocurre su deceso. Eloísa leerá a sus familiares los dos últimos párrafos de la novela alusiva a Pizarro: "Después de 300 años, exhumaron los restos en la Ciudad de los Reyes. Al abrir la urna encontró una momia que no lo representó".
De otra parte, la revaloración actual por parte de España sobre los conquistadores del Mar del Sur y del Nuevo Mundo. Y en América, la calificación de aquellos como “genocidas que fueron destruidas a punta de arcabuces las fértiles culturas previas a la llegada de los invasores”.
La novela de Óscar Seidel, En busca de la semilla, en nuestro concepto, es una obra paradigmática, estética y narrativamente buena.