La ultraderecha neonazi colombiana (representada por el expresidente Uribe, su partido el Centro Democrático y el candidato presidencial Oscar Iván Zuluaga) y la derecha del denominado Equipo Colombia que integran Alejandro Char (mafia de Barranquilla), David Barguil (paramilitarismo de Montería), Enrique Peñalosa (agente inmobiliario y de las redes del transporte globales) y Federico Gutiérrez (Opus dei de Medellín) está atravesando por una crisis (un cataclismo) de gigantescas proporciones como consecuencia de los siguientes procesos:
a) El auge popular de la candidatura presidencial del Pacto Histórico en cabeza del senador Gustavo Petro, quien ha desplegado una formidable movilización popular por los principales centros urbanos del país donde ha sido acogido con entusiasmo por amplios sectores de la ciudadanía; b) el colapso del gobierno uribista de Iván Duque, colocado en las peores cifras de desprestigio y desaprobación; y c) la potente oleada de protestas y movilizaciones ocurridas desde 2019 en las principales ciudades del país, con un pico explosivo en abril de 2021 que fue contestado por el gobierno, la policía y el Esmad, con asesinato de líderes y masacres de comunidades.
Hago una relación de los principales eventos asociados en la actual coyuntura electoral con la crisis política de la derecha:
Primero. La implosión del Equipo Colombia (o Coalición de la Experiencia) al que renunciaron hace pocos días la exgobernadora del Valle del Cauca y baronesa de las mafias del Norte del Valle y de Candelaria, Dilian Francisco Toro, cuyo partido se desmorona porque sus principales senadores ya piden pista en el Pacto Histórico; y Juan Carlos Echeverry (neoliberal redomado), quien tiró la toalla aduciendo falta de apoyos entre la ciudadanía que lo repudia por ser una agente de los conglomerados financieros.
Segundo. El rechazo por parte de esa Coalición del candidato presidencial de Uribe y sus cotorras descontroladas (Paloma Valencia, María Fernanda Cabal y otras), el señor Óscar Iván Zuluaga, quien arrastra la derrota política que le propino Juan Manuel Santos en 2014, además de un rechazo generalizado del pueblo por ser una punta de lanza de las mafias caldenses. Alex Char, de Cambio Radical, fue el encargado de hacer público la oposición al ingreso de Zuluaga a ese clúster político de corruptos exfuncionarios públicos largamente vinculados a los gobiernos de Uribe y Santos.
Tercero. El retiro del apoyo del presidente a Iván Duque a la candidatura de Zuluaga, que ya no cuenta con ese apoyo clave en las altas esferas gubernamentales lo que de paso coloca al borde de la extinción el Centro Democrático y su lista al Senado que escasamente lograra 2 o 3 senadores de los 18 que tiene en la actualidad en las votaciones del 13 de marzo.
Cuarto. El repudio y rechazo airado en las calles de Uribe Vélez, quien es abucheado con rabia por la ciudadanía tildándolo de “paraco asesino”, como acaba de ocurrir en la Plaza de Mercado de Santa Marta, donde debió ser rescatado por su frondosa escolta de 200 individuos armados hasta los dientes. Situación que ha hecho que sus hijos, los pseudoempresarios Tomás y Jerónimo (parásitos del gobierno), trasladen apresuradamente sus negocios al Brasil previendo lo que se les viene acá. En Brasil seguramente Lula y el potente movimiento social los esperan para desenmascararlos ante toda la nación.
Quinto. La profunda crisis ideológica de esa derecha que intenta presentarse con el maquillaje de la redención social con las migajas de prosperidad social (Familias en Acción), cuando en realidad son los cerebros y ejecutores de la corrupción, la violencia, la masacre, el asesinato de líderes sociales y la destrucción de la paz.
Es muy probable que en los siguientes días exploten nuevos eventos de este cataclismo del campo derechista colombiano.
Ese es el legado de Duque: atomización, fragmentación, fracturas y conformación de hordas neonazis que de todas maneras conservan muchos recursos de poder para ser utilizados violentamente contra la ciudadanía y los movimientos sociales.
Se repite acá en Colombia lo que ha sucedido con esta derecha fascista en Chile, donde el pinochetismo intento levantar cabeza con el excandidato Kast, ampliamente derrotado por el nuevo presidente Boric.