Como bien se sabe, Colombia es un país experto en eufemismos, y aun más si se discute sobre un tema de carácter político. Ejemplos como delfín, cacao, parapolítica, micos, manzanillo, entre otros son aquella muestra peligrosa e hipócrita del camuflaje del lenguaje que ha sido objeto la política nacional, sobre todo gracias al poder mediático de los medios de comunicación. No obstante, uno de esos eufemismos políticos, que en mi opinión ha sido el más peligroso, publicitado, naturalizado y difundido en la opinión pública ha sido el término "maquinarias políticas".
Según el portal inep.org, en su diccionario electoral, la palabra ‘maquinaria política’ es: "… una modalidad de organización extraoficial y no ideológica de los partidos que concentra núcleos dispersos de poder a través de un jefe, cacique o líder político que mediante regalos, corrupción, miedo, intimidación y violencia, sirve a sus propios intereses particulares y a los intereses de sus miembros, pero no al interés general ni del partido". Es con lo anterior que los colombianos han tenido históricamente que lidiar, cargar o ser cómplices de esa palabreja siniestra que en épocas de elecciones ha hecho de las suyas, empezando por seguir deteriorando la escasa democracia que le queda a este platanal hasta seguir enterrando en el socavón el tan anhelado cambio que usted y yo esperamos.
Pero más allá de los nocivos y obvios efectos que sabemos que la corrupción, o, como bien la llaman los políticos, maquinarias trae a la moribunda sociedad y democracia colombiana, cabe preguntarnos ¿por qué algunos medios de comunicación siguen reproduciendo y publicitando este término, sabiendo que en su sentido estricto y práctico se refiere al delito de la corrupción? ¿Será que algunos medios de comunicación en Colombia desean seguirle apostando al continuismo del viejo y dañino statu quo que nos ha malgobernado históricamente? ¿Será que algunos medios de comunicación resultan siendo cómplices de que la corrupción siga haciendo de las suyas al seguir camuflando con o sin intención las palabras y términos correctos para la misma?
Ante la infinidad de respuestas que podría suscitar los anteriores interrogantes, cabe y merece dejarlos solamente en eso, interrogantes. Un país que se dice denominar democrático no puede seguir permitiendo que sus medios de comunicación naturalicen o normalicen las alimañas que asechan como hienas a la debilitada democracia colombiana, más sabiendo que estas han sido en parte las causantes de que seamos una sociedad con más de 21 un millón de pobres y más de 5 millones en pobreza extrema.
Estamos llamados a que nos comencemos a quitar los grilletes, vendas y cadenas que nos han hecho seguir permaneciendo en el limbo de la decadencia. Estamos llamados a tratar de darle un salvavidas a una sociedad colombiana que cada día sigue ahogándose en lo más profundo y profano de su ser. Estamos llamados a no ser más cómplices activos o pasivos del sistema que nos ha malgobernado. Estamos llamados a llamar las cosas por su nombre. Estamos llamados a comenzar ese cambio que anhelan todos y cada uno de aquellos a los que las oportunidades se le han cerrado.