No se confundan: la verdad al igual que la historia son únicas

No se confundan: la verdad al igual que la historia son únicas

"No se puede hablar de posverdades ni de relativismo histórico, ya que cada cual cuenta lo que se inventa o le conviene". Opinión de Ariel Peña

Por: Ariel Peña González
agosto 27, 2019
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No se confundan: la verdad al igual que la historia son únicas

El profesor Fabián Sanabria, en su videocolumna del 23 de agosto para Las2orillas, se va lanza en ristre contra Vicky Dávila y Claudia Gurisatti, tratándolas de seudoperiodistas, lo cual debe de ser porque las comunicadoras en mención no dicen lo que el doctor quiere escuchar.

El tema no nos hubiera interesado si el profesor de la Universidad Nacional no hubiera hecho alusión a las “falsas verdades”, porque esa expresión implica demasiado. La verdad al igual que la historia son únicas y como diría el apóstol San Pablo: “Nada podemos en contra de la verdad, sino por la verdad”. Pues bien, el sambenito de que hay muchas verdades es una entelequia y eso es el resultado de seguir las orientaciones del marxismo cultural nacido en la Escuela de Frankfurt en 1923, que se dio a la tarea de destruir a la sociedad occidental acabando en primer lugar con sus valores; sin olvidar que el sátrapa ruso Vladimir Lenin esbozaba: “la verdad es un prejuicio burgués y a base de mentiras se construyen verdades".

Con eso en mente, en el relativismo moral no existe una única verdad ni una única historia, por ello se dice que cada estamento, organización, grupo o persona tienen su verdad y su historia (de acuerdo a las conveniencias). Esto es una aberración, porque tanto la verdad como la historia, como se señaló previamente, son únicas. Sin embargo, existen manipulaciones, acomodamientos, subterfugios, imposturas, mentiras, verdades a medias y comentarios sesgados al respecto.

Por ejemplo, lo primero que se debe saber al relatar la verdadera historia, en el caso del conflicto político-militar de casi seis décadas en Colombia, es: ¿quién la cuenta?, ¿cuál ideología profesa?, ¿qué busca? Porque de la misma forma en que los seguidores del nazismo podrían hacer su contrarelato de la Segunda Guerra Mundial y de lo que significó Hitler para la humanidad, los comunistas totalitarios podrían contar su versión de los hechos. Así que la tergiversación y manipulación que pretenden hacer los comunistas totalitarios con la historia será una misión imposible, ya que la batalla ideológica no es su fortaleza y por eso siempre eluden el debate al estar inmersos en la andrómina.

Ni la historia ni la verdad se pueden exponer sin que se cuenten con elementos reales para el discernimiento, así se tengan muchos medios. Por ello, sin temor a ser desmentido, hay que precisar que la única responsable de la génesis del conflicto en Colombia fue la doctrina marxista-leninista con la creación de grupos armados como las Farc, el Eln y otros, para la toma del poder, usando la estrategia de la combinación de todas las formas de lucha. Todo patrocinado por el gobierno comunista de Cuba, en donde Fidel Castro como sirviente del Kremlin ayudó a constituir 26 bandas guerrilleras en 13 países de Latinoamérica en la década de los sesenta del siglo XX.

También es una absoluta falsedad decir que por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 surgieron las guerrillas marxistas, pues lo que hicieron los comunistas fue reciclar parte de la violencia bipartidista de mediados del siglo pasado. Cabe anotar que los marxistas no solo tiene la costumbre de asaltar la memoria de los grandes próceres de la independencia de Latinoamérica, sino que también utilizan fechas trágicas y confusas para montar su tinglado de artificios, esto para embaucar a los pueblos.

La mentira tiene un carácter luciferino para oprimir y esclavizar a los pueblos. En los tiempos actuales conociendo lo que ha sido para la humanidad la secta marxista-leninista, cuyos principios se fundamentan en la mentira y la violencia, se puede afirmar que el comunismo totalitario, como padre del odio, no puede aparecer bajo ninguna circunstancia contando la verdadera historia de la violencia en Colombia de las últimas seis décadas.

Por lo tanto, no se puede hablar de posverdades ni de relativismo histórico, ya que cada cual cuenta lo que se inventa o le conviene. Hay una sola historia y una sola verdad, y en un prolongado conflicto como el colombiano se intenta refundir la verdad con las posturas maquiavélicas del marxismo. En consecuencia, para hacer un juicio, lo más importante es saber de dónde viene la narración, subrayando que el marxismo por ser enemigo de la razón no puede tener verdad, ya que desconoce la lógica, la ética, la moral y el humanismo.

Indudablemente con Pelando el cobre: el amarillismo de Vicky, la columna del académico Sanabria, se puede afirmar que hay personas que se vuelven sordas ante lo que no quieren oír y ciegas ante lo que no quieren ver. Si la verdad no existe, tampoco existiría la falsedad. Así se tendría que acoger a Nietzsche, quien planteó: “No hay hechos, hay interpretaciones”.

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