El análisis de las elecciones 2019 que hacen Daniel Coronel y María Jimena Dussan, al darlos a ambos representantes de la política colombiana como perdedores, es injusto, mezquino y apresurado.
Por un lado, no hay que olvidar lo que representa Uribe: Agro Ingreso Seguro, falsos positivos, creación de bloques paramilitares, indagatoria por falsos testigos, zonas francas, audios ilegales a través del Das, compra de reelección con la yidispolítica, gobierno en cuerpo ajeno (como lo hace y lo hará en estos cuatro años a través de Duque).
Por otro, no se puede ignorar lo que Petro en su alcaldía representó: comedores comunitarios, ampliación de la jornada escolar en los colegios, cierre de la plaza de toros para promover la vida animal, reducción de los pasajes del TransMilenio (hora valle), construcción de colegios en barrios marginales, creación de sistemas de transportes por medio de cables, políticas de género y visibilidad a las mujeres trans del distrito.
Es decir, uno ha gobernado con políticas sociales con el objetivo de dignificar la vida de los ciudadanos (Petro) y el otro (Uribe) se ha caracterizado por conseguir sus objetivos a como de lugar, así eso le signifique gobernar por fuera de la ley. En ese sentido es injusto decir que perdieron ambos. Pues Uribe representa la política de la muerte y Petro la política de la vida.
Perdió Uribe y su discurso político de capataz de finca: hágame esto, amárrense las bestias, suelten los corderos, maten las vacas, construyan el cerco, le doy en la cara marica. Perdió el discurso de tildar de castrochavistas a los políticos con propuestas progresistas; perdió el señalamiento de guerrillero y de amigo de Maduro, que desde el uribismo se le da a quien piense y diga lo contrario sobre la ley de financiamiento; a quien cuestione la posible desaparición de Colpensiones; a quien se indigne con el 75% del mínimo que espera que ganen profesionales menores de 25 años; a quien señale las desapariciones constantes de líderes indígenas.
Ganó Petro y seguirá ganando. Cada que pasan los días las propuestas de Petro ventiladas en la última campaña a la presidencia se instalan en la política colombiana y los líderes propagan sus ideas a través de sus proyectos y sus discursos. Petro les dio discurso a la Colombia Humana y a la Alianza Verde y a los independientes. Que también haya ganado la Alianza Verde en estas elecciones significa que un sector muy importante de la sociedad, también ha empezado a mirar con detenimiento las ideas de la Colombia Humana y a sentir que esas ideas son verdes, y que pueden estar en cualquier partido que privilegie la vida.
Además, Petro puso en el cronograma político hablar de acuerdos de paz y defenderlos y que solo basta en aborrecer la tortura y la sangre que deja la guerra y rechazar el despilfarro del presupuesto para lo bélico. También el discurso de Petro puso temáticas cruciales en el debate: hablar de Fracking y cuestionar sus prácticas, como el detonante de la desaparición de los bosques y el despilfarro del agua y la muerte de especies nativas es un argumento que ha ido calando, se ha ido interpretando en la sociedad colombiana y es crucial para quien quiera llegar a un puesto de elección popular y sea su deseo transformar la sociedad. Hablar de sistemas de transporte que funcionen con energía eléctrica y se defienda a ultranza los bosques, los humedales, es hablar de políticas del siglo XXI y se ha ido entendiendo en el electorado que va asimilando a paso lento. Hablar de educación gratis de calidad, de salarios dignos, del respeto a los animales, a la flora, cada vez va tomando fuerza y su nivel de importancia en un electorado cada vez más reaccionario.
El problema de Colombia es la tenencia de la tierra, decía y dice Gustavo Petro, la tierra está en manos de pocos, para lograr equidad es necesario repartir la tierra y darle condiciones al campesino y al indígena para que la cultiven. Que hoy la alcaldesa de Bogotá sea mujer, que haya perdido el Centro Democrático en Medellín y en Cali, son la muestra que el discurso de Petro ha ido permeando la conciencia de los electores, que ya cansados de políticas que cada vez beneficien más a unos pocos y no a todos, como debería ser la política, salen con la idea de elegir el discurso de la Colombia Humana. Entonces gana Petro. Ganó Petro y seguirá ganando. Y en las próximas elecciones de seguro será un huracán de fuerza incontenible.