En medio de la aguda polarización que vive el país, poco se ha hablado de los colombianos que han optado por no votar. Son los denominados abstencionistas que pueden ser de dos tipos: activos (informados) o pasivos (desinteresados). Los activos son los colombianos que han considerado dar un paso al costado en la actual coyuntura nacional y no participar en el plebiscito. Tal vez algunos sectores políticos no vean viable el abstencionismo activo, pues en las democracias electorales lo importante es el voto. Sin embargo, la postura cívica de abstenerse de sufragar va más allá de marcar o no un tarjetón. Es un rechazo informado y crítico sobre cuestiones de orden público en pleno ejercicio de los derechos políticos. Con el Acuerdo Final, en la lógica de “tragar sapos”, se ha sugerido pasar por alto ciertos componentes del mismo con la finalidad de ofrecer viabilidad a la implementación. Ante la indigestión ciudadana y el rechazo moral a votar NO, optar por no salir el domingo a legitimar el Acuerdo final y especialmente el Acto Legislativo para la Paz representa una postura cívica que amerita todo respeto.
No le encuentro muchos reparos a un Acuerdo que, en perspectiva de implementación, busca favorecer a los campesinos, víctimas y comunidades afectadas por la violencia, el conflicto y el abandono estatal. Tal vez el único punto crítico que le encuentro tiene que ver con la simultaneidad de la sanción y la elegibilidad política (Punto 5). La solución a este aspecto con seguridad será política, lo definirá en su momento el partido político que surja de las FARC. Sobre el tema de los dineros hay mucha especulación, lo cierto es que en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) los imputados deberán responder por todos los bienes y dineros que hayan adquirido de forma ilícita en tanto hayan sido objeto de investigación o incautación. Bienes que bajo ninguna circunstancia podrán conservar. Tranquiliza que las fuentes de la JEP sean las actuales entidades oficiales y hasta grupos de víctimas y derechos humanos. El tema de la impunidad queda desmontado con el funcionamiento de una JEP nutrida de la jurisdicción ordinaria, con tres tipos de sanciones y ajustada a las exigencias internacionales. Lo relativo a Venezuela, la entrega del país, el castrochavismo es una absurda fantasía.
Lo delicado es externo al Acuerdo pero vinculante al plebiscito, es decir, una consecuencia directa del mecanismo de refrendación acordado. La activación del Acto Legislativo para la Paz (ALP). Creo que es la primera vez que los colombianos podrán respaldar la entrada en vigencia de un Acto Legislativo (según artículo 5 del mismo). Aunque es externo si hay referencias al mismo en el Punto 6 del Acuerdo Final que establece toda la línea de implementación legislativa. Lo aprobado en tres de los artículos del ALP, referente al proceso legislativo (aprobar e improbar por el Congreso y la iniciativa legislativa exclusiva del Gobierno Nacional), las facultades extraordinarias al presidente y la entrada al bloque de constitucionalidad (mediante Ley ordinaria), contradicen mi visión de la autonomía de las instituciones públicas y ante la ausencia de la sentencia de revisión por parte de la Corte Constitucional (que me podría aclarar muchas dudas respecto al soporte constitucional para la implementación) he decidido que el abstencionismo activo es la postura más sensata.
La afirmación de las FARC según la cual “La mesa tuvo una función constituyente” (tesis mínimas de Yarí) lesiona profundamente mi visión de las instituciones colombianas. Con un Sí le estaría dando legitimidad a ese Acto Legislativo. Estoy muy de acuerdo con lo planteado en Cuba pero no con la estructura de implementación. Esa contradicción solo se resuelve en la abstención. Por un imperativo moral sería incapaz de votar NO. El Acuerdo será muy beneficioso para muchos colombianos pero el SI trae consecuencias que atentan contra mis principios como ciudadano. Para no legitimar un precedente muy negativo que vulnera la división de poderes y exacerba el presidencialismo (así sea por unos cuantos meses) he decidido no apoyar el plebiscito.