A pesar de su promesa de hacer de Estados Unidos grande otra vez, difícilmente se hubiera podido encontrar un peor administrador de los intereses del imperio y no es porque haya renunciado a una estrategia de dominación global, sino porque lo hace en forma incompetente, errática, contradictoria y caprichosa.
El caso de Corea del Norte es una buena muestra de ello. En pocos meses pasó de amenazar con destruirla, a considerar a Kim Jon Un su amigo; pidió infructuosamente la desnuclearización de la península, mientras los norcoreanos pedían la desmilitarización o sea el retiro de los 28.500 soldados norteamericanos de Corea del Sur, después no volvió a hablar del tema, total estancamiento y fortalecimiento de la capacidad militar de Corea del Norte que los acuso de hacer promesas vacías. En medio de eso exigió a su aliado Corea del Sur la renegociación de su tratado de libre comercio, poniéndole condiciones aún más desventajosas y se enorgulleció de que ese país estaba pagando más, por la protección que le brindaba, al pasar de 774 millones de euros a 990 millones. Al final todo quedó igual o peor, con Kim Jon Un empoderado y el mandatario de Corea del Sur debilitado.
En Siria había anunciado el retiro de tropas, después dijo que ya que estaba allí EE. UU. debía quedarse con el petróleo, mantiene tropas en la zona y, ya prácticamente derrotado, pasó de pedir el retiro a Bachar el Assad a solicitar modificación en su comportamiento, pasó de apoyar a los kurdos para apoderarse del petróleo a abandonarlos para congraciarse con Turquía y aumentó las sanciones al régimen sirio. Ha coqueteado con Turquía para mantener alguna iniciativa regional, pero a pesar de muchas conversaciones el régimen turco condenó el racismo en EE. UU. y mantiene solidos lazos con Palestina y Rusia. Sin muchas fichas en el tablero y ninguna iniciativa, quiere seguir influyendo en el destino de la región.
En el caso de Irán, se retiró del acuerdo nuclear suscrito en 2015 y trato de prolongar el embargo que se había pactado en dicho acuerdo y fue estruendosamente derrotado en la ONU, contando solamente con el apoyo de República Dominicana de los 15 miembros del Consejo de Seguridad.
En el Oriente Medio, propuso un plan para Palestina basado en reconocer la soberanía de Israel sobre los territorios ocupados, lo cual se sumó al reconocimiento de la anexión por parte de Israel de los Altos del Golán y a Jerusalén como capital del Estado Judío. Este plan ampliamente publicitado como la solución definitiva, tuvo el rechazo prácticamente unánime de la comunidad internacional porque destruía la posibilidad de un Estado palestino. El premio de consolación fue, 8 meses después, reanudar las relaciones entre Emiratos Árabes e Israel.
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En Venezuela amenazó con invadir, declaró toda clase de sanciones y apostó a que con una ayuda humanitaria en la frontera el ejército venezolano se iba a dividir y Maduro caería
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En Venezuela amenazó con invadir, declaró toda clase de sanciones y apostó a que con una ayuda humanitaria en la frontera el ejército venezolano se iba a dividir y Maduro caería. Hizo un cerco militar apoyado por Bolsonaro y Duque y al final tuvo que echar a quienes le habían dado ese consejo. Trato de promover a Guaidó y al final ni la misma oposición venezolana se unió.
Decretó una guerra comercial a China y al cabo de los años el déficit comercial se redujo un poco pero a mediados del año se mantenía en 26.700 millones y las principales trasnacionales mantienes sus inversiones en ese país.
Puso nuevas sanciones a Rusia e intentó impedir la construcción del gasoducto Nord Stream 2, el gasoducto se mantiene y difícilmente Alemania va a perder los dineros invertidos en ese proyecto estratégico y menos cuando ha calificado a la Unión Europea como un enemigo peor que China.
Trump ha sido un mal guardián de los intereses de EE. UU. pero no porque no busque la supremacía, sino porque carece de una estrategia acorde con esos intereses. Ha puesto en primer lugar su popularidad, su afán reeleccionista, ha amenazado, agraviado, dividido y finalmente queda la duda de si esta política decadente ha sido producida por él o si es la debilidad y pérdida de influencia de EE. UU. la que ha producido un personaje como Trump que ha debilitado la “imagen” que Estados Unidos proyectaba como país organizado y sólido, con el desastre del covid-19 y la forma en que le echa gasolina al fuego racial.
Los cimientos de esta política los dejaron las administraciones demócratas. Ambos partidos coinciden en estar a favor de Israel, contra China, Rusia, Cuba, Irán y Venezuela, todos alimentaron guerras e intervenciones comenzando con las del Oriente Medio como Irak y promovieron la invasión a Afganistán, pero cambia el estilo y el método. Trump es egocéntrico, grosero y prepotente, los demócratas son taimados y mentirosos. Ambos buscan asegurar la hegemonía global estadounidense. A Biden lo apoya Colin Powell, el destructor de Irak. Una carta publicada por un grupo de 72 oficiales militares y de inteligencia de alto nivel declarando su apoyo a Biden señaló: "Donald Trump ha dañado gravemente el papel de Estados Unidos como líder mundial".