Es un contrasentido que un cuasi agente del estado como Santos, por aquello de auspiciar los “Falsos Positivos”, quiera entablar la paz en el país. Y que otro agente del estado como Uribe, se oponga férreamente a la pacificación de Colombia, todo porque es un agente del estado.
No soy de la cuerda de los templarios opositores ultraderechistas del actual proceso de paz y la misma paz ejemplo Londoño Hoyos, Ordóñez Maldonado o el mismo Uribe Vélez.
No.
Ni mucho menos un emisario de las Bacrim (Bandas criminales) o del mismísimo Fernando Vallejo quién siempre y con justa razón, se va lanza en ristre contra las entelequias de gobernantes que ha parido Colombia.
No vaya a ser que resulte “homosexual”, “ateo” y “apátrida” todo por coincidir con el Señor Vallejo en sus opiniones o disecciones sobre la situación sociopolítica del país; todo lo contrario: me encienden las sensuales mujeres tipo Patricia Fernández, creo en Dios y amo mi patria.
Simplemente, es sentar una opinión del por qué no es posible la paz en Colombia a pesar de que un porciento minoritario (no mayoritario) de conciudadanos la anhela.
La historia comenzó en septiembre de 2012, próxima a cumplir cuatro años.
Se pensaba, en principio, que el Señor Juan Manuel Santos seguiría la cruenta línea de la impuesta “Política de Seguridad Democrática” durante los regímenes de Álvaro Uribe Vélez (2002-2006 / 2006-2010) y de la cual fue parte con los mal llamados “Falsos Positivos” realizados por el Ejército; imposible entonces tanto para el presidente de la época como para el ministro, soslayar la directiva ministerial 29 de 2005 o “caza recompensas” firmada por quién fungía para ese tiempo como jefe de la cartera de defensa, Camilo Ospina Bernal. Todo lo contrario.
Puso en su gabinete ministerial a dos viejos contradictores de Uribe: al conservador Juan Camilo Restrepo como ministro de agricultura (quién ya no funge en el cargo a petición de las FARC) y a Vargas Lleras (hoy, vicepresidente de Colombia) como ministro de vivienda quién propagandísticamente, entregando “casitas”, cree ser el próximo mandatario de los colombianos y de contera, anuncia al país el inicio de un proceso de paz con la guerrilla de las FARC.
Pero Vargas Lleras tira más para el lado extremo de la derecha, mejor dicho, está del lado de la sangre. Es un peligro personaje de no fiar.
Y acota, tiempo después, el inicio de un proceso de paz pero esta vez con la guerrilla del ELN cuyos diálogos en épocas del inexorable octenio de Uribe Vélez fracasaron.
Por ahora, ese proceso está en fase exploratoria.
Por supuesto, en el antro uribista, ¡porque de colectividad política no tiene nada!, las acciones del nuevo presidente olieron y aún huelen a traición.
Para otros, es un contrasentido que un cuasi agente del estado como Santos, por aquello de auspiciar los “Falsos Positivos”, quiera entablar la paz en el país. Y que otro agente del estado, ese si de verdad, como Uribe, se oponga férreamente a la pacificación de Colombia todo porque es un agente del estado para no decirle paramilitar. Se sentirá aludido.
Desde esa fecha en mención, anotada con anterioridad, en el Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, se fijaron 6 puntos de discusión así: 1- Política de desarrollo agrario integral; 2- Participación política; 3- Fin del conflicto; 4- Solución al problema de las drogas ilícitas; 5- Víctimas y último, Implementación, verificación y refrendación. Ese último punto es el tan nombrado Plebiscito por la Paz, aprobado o mejor, declarado exequible hace un mes por la Corte Constitucional.
Pero volvamos al título inicial del escrito ¿Por qué no es posible la paz en Colombia?
Éstas, a mi concepto, son las razones:
- Los y las colombianas, desconocen por completo los acuerdos hasta ahora concretados; se dejan llevar por las apariencias mediáticas producto de los informes de prensa del noticiero uribista RCN comandado por Claudia Gurisatti y las cerriles opiniones respecto al tema expuestas por adalides del “fidedigno” partido Centro Democrático (o cercanos a esa colectividad) en el también programa de corte uribista La Noche trasmitido por el Canal Internacional NTN24.
- No hay y no se entabla una pedagogía del tema precisamente por la polarización política a la que han sometido a Colombia los actores fundamentales del terrorismo social Noticias RCN y Uribe Vélez el primero, desde sus apuntes y el segundo desde su verborragia fascista, actos inyectados como aguja hipodérmica en todos los rincones del país.
- Pocos saben de qué trata el Plebiscito por la Paz pero como se dejan llevar por las tristes tesis de la corriente uribista-conservadora que infringe al país y cuya exposición la permiten medios de comunicación que a propósito usan a profusión, es más factible que gane el NO que el SÍ. Y hay que apuntar que Colombia es un país conservador por naturaleza y uribista hasta los tuétanos. El SI o el NO, depende exclusivamente si hay un acuerdo final pactado, de lo contrario no.
- La izquierda en Colombia es terriblemente estigmatizada; es decir, si gana el SI (que no creo), fueron porque sufragaron “partidarios de la guerrilla” o del “comunismo ateo” conceptos estos inventados desde las huestes del uribismo.
- El mismo estereotipo uribista, alega por lo que se está dialogando en La Habana (Cuba) pero sus puntos álgidos de discusión son la entrega de armas, privación de la libertad para los agentes de las FARC y la participación política. Acaso, ¿algún colombiano discutió o dijo algo cuando los tres máximos líderes de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) se tomaron el Congreso y salieron aplaudidos? No. ¿Se refutó algo respecto a la Ley de Justicia y Paz o 975 de 2005 empezando por las penas alternativas para los agentes paramilitares de 5 a 8 años dependiendo la gravedad del delito? No. ¿Hubo plebiscito en aquella época del famoso “acuerdo de paz con los paramilitares” celebrado en Santa Fe de Ralito (Córdoba)? No. Pero más sin embargo, dicho estereotipo, alega impunidad. Incluso, miembros del extinto M-19 participan en política como Navarro Wolf, hoy senador de la República.
- El temor de las FARC a que sea exterminada como la Unión Patriótica (UP) hace pensar que no entreguen las armas por completo; y hay un limbo porque mientras Colombia se envilece por la polarización y no por la investigación propia respecto al tema, es complicado llevar a cabo una profundización que en sí, explique a fondo de que trata el acuerdo de paz cuya finalidad es la terminación del conflicto. Si hubiese una profundización por las regiones del país, de seguro hubiera un entendimiento mayoritario para la sociedad pero no sumergido en la zozobra en que los mantiene (a mí no), Noticias RCN y Uribe Vélez.
- Y, a varios sectores socio económicos y políticos de Colombia, empezando por la para economía, no les conviene que se finiquite por completo la guerra porque de ello se lucran.
Y ahora ¿Cómo va a ver paz si Colombia está colisionada socialmente? Paros camioneros, paros judiciales, la situación extrema en la que vive La Guajira, Chocó, Buenaventura, epicentros totalmente en el olvido, la polarización política, el ineficiente sistema de salud… Salva al país el ámbito deportivo de resto, nada más.
Tristemente, Colombia mantiene la idea de un estado guerrerista donde la pacificación social no existe. Y acá la idea no el Señor Petro ex M-19 en la presidencia cuyo oportunismo con una constituyente es axiomática y de la cual hizo parte en el 91.
La idea es que Colombia aprenda de sus errores y no elija a sus propios delincuentes.