No podemos olvidar que entre el 22 y el 23 de noviembre, cuando fue asesinado Dilan Cruz por un miembro del Esmad, también ocurrieron otras dos muertes, casi simultáneas, en medio del paro cívico nacional convocado por las centrales obreras y los movimientos populares: la primera fue el suicidio del soldado soachuno Brandon Cely, en una guarnición militar de Nilo (Cundinamarca), después de que, en filas, sus superiores lo estigmatizaron y lo señalaron como extremista de izquierda y disociador, cuando Brandon, de 21 años, había expresado, con su voz de poeta, su apoyo total al paro; la segunda muerte fue la del menor Juan David Rojas, estudiante de séptimo grado del colegio Alfonso López Michelsen, por parte de un agresor desconocido, cuando participaba en la manifestación pacífica frente a su colegio, el día 22 de noviembre, con una bandera nacional echada sobre sus hombros, en la localidad de Bosa, al sur occidente de Bogotá.
Los tres hechos ocurrieron en el marco del tratamiento de guerra con que Iván Duque y Enrique Peñalosa respondieron la protesta social del 21N.
Según la entrevista que ofreció a Contagio Radio un profesor del joven Juan David —la que viene anexada aquí—, en la misma manifestación de Bosa fueron heridos de gravedad, por agentes del Esmad, otro niño de 13 años y un joven de 16, este último de grado 11. Al primero lo golpearon salvajemente tres uniformados de esa fuerza de choque de la Policía Nacional, quienes después lo dejaron abandonado e inconsciente. Fue gracias a que un vecino del sector lo recogió y ubicó a su familia, que el menor finalmente pudo recibir atención médica en un centro asistencial y hoy se recupera de las lesiones, pero tal vez no olvide nunca lo que le ocurrió.
El segundo joven recibió un proyectil que le destrozó el maxilar inferior y su familia hoy lucha por una cirugía. Hay que agregar que mientras los jóvenes eran golpeados, por todo lado sonaban las bombas aturdidoras y las bombas de humo que lanzaba el Esmad, al tiempo que desfilaban por las calles del barrio El Recreo los militares armados de fusil y un helicóptero de la Policía sobrevolaba tan bajo que su ruido hacía estremecer las casas, causando honda desazón, temor y tristeza en los habitantes, al punto que varias adultas mayores cayeron enfermas por estar expuestas a tantos momentos de tensión.
La entrevista con el profesor es tan profunda sobre las motivaciones que tienen los jóvenes de esa localidad bogotana para manifestar su descontento que vale la pena escucharla muchas veces y compartirla con amigos y familiares.