Basta con examinar algunas publicaciones realizadas en diferentes medios de comunicación como esta, la cual me permito citar http://www.semana.com/educacion/articulo/reforma-tributaria-y-educacion/508620 para entender que no solo se le mintió al país sino que de nuevo se recurrió a la demagogia propia de nuestra clase dirigente para acudir al bolsillo del más pobre en busca del dinero necesario para cubrir los huecos fiscales creados por la corrupción.
No invertir en educación es el arma suicida más grande del estado colombiano, pero cuidado cuando me refiero a inversión no solo hago referencia sobre el salario de los docentes, hablo de la verdadera inversión en investigación y calidad educativa que necesita este país para progresar
Somos un país con abundantes recursos, de los cuales siempre hemos dependido, creemos que el petróleo nos hace ricos, las esmeraldas, el café, la “alegría de nuestro pueblo” entre otros, pero ignoramos que la medición económica de esos recursos es altamente subjetiva en el contexto actual en el cual países con mayores recursos que el nuestro se ubican en la franja de pobreza más paupérrima y minimalista existente; mientras que países con recursos limitados o inexistentes como Singapur o Finlandia marcan la vanguardia en economía, tecnología y otros campos que en verdad contribuyen al desarrollo económico, más allá de las materias primas.
Pero cómo estos países que en algún momento fueron pobres pudieron superar su crisis y tener hoy en día economías sólidas y bien estructuradas, la respuesta es sencilla, le apostaron a la educación. Ojo, a la educación exigente, bien guiada, orientada al desarrollo de la población, pero sostenida en las manos de maestros bien pagados, formados académicamente, seleccionados, exigidos, evaluados y capacitados.
No hay plata es una frase que se puede considerar sinónimo de no hay futuro, pues este depende de la educación, de la formación técnica, tecnológica y profesional de calidad que se da en nuestro país. Solo basta con buscar en internet las 10 empresas más valiosas para darnos cuenta que el petróleo, el café, el oro y las esmeraldas no son y no van a ser nunca más una fuente de riqueza estable y permanente. El verdadero mercado actual requiere conocimiento, tecnología, vanguardia y eso solo se logra invirtiendo, pero invirtiendo en la educación. Una educación de calidad donde se exija al estudiante como al maestro, donde la carrera docente sea atractiva para profesionales altamente capacitados, bien remunerados, que se hagan cargo del adiestramiento en saberes verdaderamente útiles, que inspiren en sus educandos la necesidad de generar conocimiento de crear alternativas que permitan crecimiento social y económico de nuestro país.
Para terminar, creo que no existe una frase más ciega y tonta pronunciada por un premio nobel frente a la educación que no hay plata, esta frase deja sin fundamento la reforma tributaria que hoy asfixia a nuestra población, crea preguntas como ¿dónde está nuestro dinero?, ¿quién lo tiene? y niega por sí misma la posibilidad de creer y pensar en un buen futuro para nuestra nación.
