Julián es profesor de física de un colegio público de Bogotá. En el descanso encontró a dos estudiantes peleándose en una de las canchas de microfútbol. Normalmente, lo que haría sería llevarlos a rectoría e interceder para que llovieran sobre ellos las sanciones, los reproches, los reclamos. Si alguno es reincidente podría ser expulsado. Una decisión en donde pierden todos: el alumno, el colegio, la familia del muchacho.
Si Julián toma la maestría en Intervención en Sistemas Humanos de la Universidad Central no se equivocará. Siempre escogerá el camino correcto, el cual sería entrevistar por separado a cada uno de los muchachos, entender su situación, el estado anímico en el que se encuentran y lo mejor, avanzar para que la relación entre ellos se transforme y nunca se les olvide que solo juntos pueden cumplir los objetivos.
Creado en el 2008, este es uno de los posgrados en Ciencias Sociales que más utilidad presenta en los avatares de un nuevo país, la Colombia del posconflicto. Un método de reconciliación que preparará no solo a profesores sino a casi todos los profesionales que tiene el país.
Francisco, desesperado porque en su grupo de trabajo los conflictos personales desbordan el ámbito laboral, empezaría a despedir indiscriminadamente. Él sabe que con el despido pierden todos, los procesos se cortan abruptamente y sale perjudicada la empresa. Tomando la maestría, el primer paso para superar los inconvenientes y avanzar sería escuchar a los participantes. Un gran jefe no es necesariamente el que da discursos elocuentes sino el que escucha y comprende las necesidades de su grupo.
En el trabajo es mentira que no existen relaciones personales. De hecho, toda relación lo es. Al tener claro el panorama la maestría le otorga a Francisco la capacidad de diseñar actividades que faciliten los canales de comunicación. El jefe, con esta maestría, se convierte en un consultor y por lo tanto, al conocer muy bien a su grupo, sabe cuáles son las habilidades de cada participante y se asume como facilitador de los encuentros. El grupo, al desarrollar las actividades, no solo valora más a su jefe, quien nunca será un verdugo prepotente dispuesto a usar la guillotina ante el menor inconveniente, sino que será un referente, un guía, alguien capaz de evitar que existan roces dentro del grupo. Alguien que mantiene un ambiente de trabajo libre de disputas.
En tan solo dos años se ve la maestría que tiene 53 créditos académicos y tiene un costo de $ 6.689.568 de pesos. Los resultados son inmediatos y tangibles. En una época de reconciliación la maestría de Intervención en Sistemas Humanos ya no es el futuro sino el único presente.
**Artículo Patrocinado por la Universidad Central
