NO TENGO LA MISMA RAPIDEZ DEL PASADO, pero trato de no dejarme alcanzar por la incipiente rigidez del presente. Es la lentitud que viene con el sobrepeso y la silente artrosis, muy propia del desgaste articular, que naturalmente acompaña a los años vividos y a los que faltan por vivir. Pero así y todo, no dejes de bailar a menos que un impedimento físico insalvable te afecte.
El baile es una manifestación de vida que culturalmente lo asociamos con juerga, parranda y licor ¡No es así! El baile es una de las mejores opciones para ejercitar el cuerpo y puede librarse en sobriedad o motivarse con unos moderados tragos.
Es insoslayable que tanto rodamiento por la vida, no termine en un ostensible desgaste. No tengo ninguna base científica para afirmarlo, pero a pesar de todo, he comprobado, que después de determinada edad, se camina más lento, se camina "como perdonando el tiempo" y además, me he dado cuenta de que la quietud todo lo agrava.
El empirismo me ha enseñado que un comportamiento sedentario acelera el daño, nos postra y al final nos ata a la inmovilidad eterna. Por supuesto, que no será así, si asumimos un papel físicamente proactivo.
Es normal, la máquina no es la misma de ayer; la masa muscular disminuye, la parsimonia y la calma se hacen presente y el campo de acción se reduce notablemente, pues la fuerza es el resultado de la masa por la aceleración.
Así las cosas, Don Deterioro no descansa, anda suelto por ahí, esperando el momento y, hace su trabajo de manera efectiva. Don Deterioro indefectiblemente viene por nosotros, sin ninguna consideración. Pero, no todo está perdido aún: hay que hacerle el quite, la máquina eventualmente puede ser repotenciada y recuperar su vitalidad.
¡Es por eso que bailo! Hay que pensar bailando y amar bailando.
La alegría que se manifiesta a través de la danza no la podemos frustrar por nuestro color de piel, condición física, nuestra edad o nuestra forma de hacerlo, el baile es un acto en pareja, pero su goce individual. ¡Es una cura para el alma! Es una forma natural de expresar nuestra alegría y no la podemos acondicionar a la crítica ácida, perversa y subjetiva de algunos. Debemos mostrarnos tal como somos sin pensar en "el que dirán". Que cada cual baile a su manera y si lo hace bien mejor, hay que bailar libre, sin descanso, sin ataduras ni complejos.
Frente a todo lo anterior, el baile es un buen recurso de combate, una alternativa democrática que se tiene a la mano. Habrá muchas formas de ejercitarse, pero sus bondades son infinitas. La danza va acompañada de la inseparable risa, y la risa comprometida en la producción de serotonina, que es lo inverso al estrés, en su compromiso con el cortisol.
No lo digo yo: lo dicen y lo recomiendan todas las disciplinas que estudian la salud mental, la motricidad y la movilidad del cuerpo humano: ¡Baila, baila y baila sin descanso!
Si la Arquitectura es poesía congelada, el baile es un poema en movimiento, que te hace vibrar, te hace una persona más pura, más sensible, más seductora y más alegre. Si bailo bien, sígueme, si lo hago regular, empújame, si definitivamente lo hago mal, no me debo morir, hay la posibilidad de aprender, seguir adelante y nunca dejar de practicarlo.
Lo importante es sentir la música y se tiene la posibilidad, se puede apelar a los muchos profesionales del baile, que lo enseñan con paciencia. Son cantidades las academias que enseñan a bailar Salsa, Bolero, Bachata, Merengue, Pasodoble hasta Milonga y Tango. En Cali las hay muy buenas y existen muchos profesores que dan clases a domicilio.
Santiago de Cali es la cuna de los buenos bailadores y bailarines. La pasión por el baile es dominante y el que lo lleva en la sangre lo ejerce hasta el final de sus días, aun con limitaciones físicas o aún inundado en edad. Es reconfortante ver a un Miguel Santiago García "Guaracho", que supera los ochenta años, bailando y divirtiéndose como un imberbe adolescente. Sus pasos, ya algo encovado por la dictadura del tiempo, recuerda el estilo que reinó en la década de los años 50 en "La Zona de Tolerancia" del barrio Sucre de Cali.
Ver a un Nelson Rivera conocido como "El Sargento Loco" con 84 años y todavía dando lora, admirar a Edgar Fajardo "Cahafaz" con 93 años haciendo sus presentaciones y apreciar a "Chavita" con más de 80 años bailando con el insigne solista Carlos Paz, en un video que le dio la vuelta al mundo, con millones de visualizaciones.
Lo anterior, solo por mencionar unos cuantos conspicuos veteranos. Es delicioso observar como bailan y como gozan en una edad que se presume, su estructura ósea no respondería al movimiento rápido y rítmico de la salsa; sin embargo, lo hacen con mucho sabor, disciplina y amor.
Un poco más jóvenes que los anteriores veteranos, está la Vieja Guardia Caleña: Cherry Gasca, José Alonso Vera "El Polifacético", Lida Restrepo "La Maravilla" Wilberto Taborda "El Fantástico", Luis Alberto Cabezas "Tony del Mambo", Ofelia Realpe "La Diosa de la Rumba, Esmeralda Ramírez, Rosa María Tovar, Liliana García, Alonso y Fernando Los Mellizos de la Salsa, Wilson Rojas "El Psicodélico", Félix veitemillas, Ibérica Hernandez, Alirio "El Indio" William Peña, Diana "La Mona" Correa, Nancy Albán "La Chencha" y tantos otros que se me escapan. Es la vieja Guardia Caleña y a todos ellos, hoy se les debe ese estilo, ese rápido movimiento de pies que caracteriza al Caleño.
El gran estilo Caleño está muy bien definido y representado desde el gran ballet de la Salsa de los años 70's, que tuvo espectaculares bailarines Caleños, entre ellos un icono del baile como lo fue Evelio Carabalí, hasta los hoy destacados a nivel local e internacional como el gran Carlitos Paz y Luis Eduardo Hernández "El Mulato" con su escuela Swing Latino. Hoy en Cali existen excelentes sitios para divertirse sanamente bailando: El Salón Show Carlos Paz, Mulato Cabaret, Séptimo Cielo, Tardes Otoñales, El Portón Caldense y Son Caribe con Cesar Augusto Ortiz, solo por mencionar algunos, porque existen muchos más.
También agradezco a los comunicadores salsólogos, musicólogos, Profesor Jaime Alberto Millán y Cesar Augusto Ortiz, dos gladiadores de mucho conocimiento, que con sus programas de Radio y su presencia en los sitios nos aportan de manera inconmensurable. Merece un sitial muy especial, el inmenso, "el monumental" Edgar Hernán Arce y el gran amigo Alfredo "Salsa" Caicedo el literato del ambiente salsero de Cali.
Es evidente que el aceleramiento va decayendo. Ya no bailamos tan rápido como lo hacíamos antes, pero en mi caso bailó cada ocho días, combinado con treinta minutos de caminata diaria.