Semanas antes de que el cuerpo de Roa Sierra fuera arrastrado por la carrera séptima de Bogotá, hubo una corrida en la plaza de Santa María donde el toro no dio la talla. Manso, cobardón, la turba que atestaba las tribunas bajó a la arena y despedazó con sus propias manos al animal. No hay espectáculo más salvaje que un linchamiento. Si es a un animal esto ya supera cualquier limite de tolerancia.
Mientras en el mundo se prohibe cualquier tipo de maltrato animal en algunas poblaciones del país, como es el caso de El Dificil, Magdalena, se siguen dando este tipo de episodios terroríficos como el que ocurre cuando la tradición es nada más que uno de los disfraces de la infamia.
Juzguen ustedes este linchamiento:
Hoy en el Difícil, Magdalena.
Tribunas llenas para observar la humillación de un animal.
Hasta cuándo esta barbarie.
Difícil… pic.twitter.com/ix35uDc5D0— Gustavo Bolívar (@GustavoBolivar) September 17, 2022