No nos vengan con el cuento de que somos unos brutos para entender a la ministra

No nos vengan con el cuento de que somos unos brutos para entender a la ministra

Aunque la ministra de Minas logró dar solución a las tarifas de energía,
las últimas salidas en falso la han dejado como una funcionaria poco preparada

Por: OCTAVIO TORO CHICA
septiembre 19, 2022
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No nos vengan con el cuento de que somos unos brutos para entender a la ministra
Foto ministra de Minas: Twitter @IreneVelezT

Ahora sí que estamos fregados del todo. Resulta que en una de las notas del pasado 15 de septiembre, en el título enunciaron que el país, o sea el resto de colombianos, somos muy pequeños para entender a la ministra de Minas.

O sea que en el país, sólo quedan dos grandes: la señora ministra y el autor de la nota, el resto, sigámonos quedando con el enanismo mental, con el que nos bautizaron.

Y no por referirme a lo dicho por el mencionado, pues no vale la pena y está en pleno derecho de usar la libertad de pensamiento, de expresión y de opinión, pero sí, tratar de dejar algunas claridades, frente a ciertas oscuridades en las que nos quieren sumir, haciendo uso del mismo derecho.

Yo no entiendo la grandeza de una persona o de un país, si pretende ocultar o hacerse el de la “vista gorda”, frente a desafueros que otros seres humanos o conglomerados sociales cometen.

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Esa es la actitud del avestruz, o simplemente es un desconocimiento protagónico, porque definitivamente, hoy, como que estar en la orilla de la desadaptación, del error, de la mentira, en síntesis, estar contra corriente, es la moda, es estar in.

Como pueblo, no podemos caer en la tentadora red de quienes pretenden hacer aparecer la falta de formación, de profesionalismo o de experiencia, de criterios y de argumentos como errores que sólo son achacables a la condición humana.

Si bien es cierto que “errar es de humanos”, salir del error, reconocerlo y hacer todo el esfuerzo para adquirir todas las competencias necesarias que nos lleven a no cometerlo más, eso si es de verdaderos humanos.

Nos hemos dado cuenta en los últimos y múltiples eventos, que de parte de funcionarios del alto gobierno, en sus diferentes ramas, vienen escudando sus errores, fallas y desaciertos a la condición humana.

Es reiterativa la expresión de parte del funcionario equivocado: es que somos humanos, es que como humano me puedo equivocar, pareciese que todo lo malo que hacemos o que nos ocurre es por que somos humanos.

No. Precisamente por ser humanos, es que debemos hacer las cosas bien desde el principio y cada vez mejor, sin justificar de manera idiota y mediocre nuestra forma de ser y hacer equivocadamente.

Hasta en ello, tenemos que retomar caminos claros y ciertos de formación, en lo ético de nuestros comportamientos frente al acierto y al error. Hartísimo que nos falta.

Vaya falacia. Vaya mentira. Y estoy seguro que no hay nada que despierte más la conmiseración humana y nos obligue a exclamar: pobrecito, el ver a un ser humano, que asumiendo posturas de humildad que no tiene, afirmar que se ha equivocado, simplemente porque es humano.

Eso de hacernos sentir pobrecitos, miserables, empobrecidos, indignos y otros adjetivos más que atentan, precisamente contra la dignidad humana, es propio de los lenguajes izquierdistas y totalitarios, que a través de ellos, pretenden establecer condiciones infrahumanas, que les permitan imponer sus fechorías, completamente a sus anchas.

Porque a la larga, en una histeria colectiva, todos nos vamos creyendo el cuento y hasta nos sentimos miserables, puesto que con ello, se engrandecen aquellas figuras mesiánicas, que aprovechándose de esas ignorancias creadas, hacen aparecer con sus varitas mágicas, soluciones a todos los niveles y para todos.

Así la conciencia sobre lo que se haga no sea clara, pues es lo que menos importa, y si no que lo diga no sólo la superior ministra de minas y otros funcionarios del gobierno, sobre quienes pesan muchos cuestionamientos de capacidad, conocimiento, formación y experiencia.

Lo humano como tal, que tanto se preconiza en el actual gobierno, va rumbo a la prostitución, no sólo del concepto sino de la misma condición humana y esa es una tarea perversa y que vienen realizando en cumplimiento de un libreto preestablecido y una agenda particular de los regímenes que se van imponiendo en América Latina.

Esto con el agravante, que en esa red vamos cayendo, casi sin darnos cuenta todos los colombianos y podemos ir renunciando a aquello que nos ha distinguido ante el mundo, como es nuestra condición humana, nuestra calidad humana.

Duélale a quien le duela, los verdaderos seres humanos, los seres humanos que aún creen y conforman, confiesan y actúan con la dignidad de tales, nunca dejaremos ensombrecer nuestro caminar por expresiones, acciones o deseos que vayan en contra de la bondad, la verdad y la belleza, en las connotaciones claras y literales que cada uno de estos conceptos encierra.

Los errores de los demás, por grande o poderoso que sea quien lo comete, no puede empequeñecer a quienes por nuestra dignidad les criticamos y no los aceptamos.

Justificarse es la peor de las anestesias, admitir las justificaciones por que sí, peor. Los colombianos no nos vamos a creer el cuento que sólo existen dos grandes, quien escribió la columna mencionada y la ministra de minas y no nos vamos a conformar con el enanismo intelectual que nos han endilgado.

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