Nos habían dicho que el tema pasaba porque Don José, al ser un tipo tan obsesivo con su trabajo, se había desconectado completamente de su familia, durante los meses previos al Mundial, y una vez terminó el torneo le entró la culpa al comprobar el grave estado en que se encuentra su madre, una venerable anciana de 93 años.
Como era lógico lo esperamos y sobre todo nos comimos el cuento. Decían que se quería tomar un año sabático para estar con sus hijos y que su veteranía —José tiene 64 arandelas— podía pasarle factura.
Esta semana nos enteramos que las versiones anteriormente citadas son solo verdades a medias. Al parecer al seleccionador argentino le molestó profundamente el hecho de que la Federación haya pactado sin su consentimiento el inútil partido de septiembre contra Brasil en Miami. Un partido que no le aporta nada al equipo y que servirá para que los medios brasileños hagan su campaña de odio contra Zúñiga. El encuentro seguramente será publicitado como “La revancha” pero no nos metamos mentiras, ganarle al Scratch en una cancha de béisbol, así sea por goleada, no cerrará las heridas abiertas el pasado 4 de julio. Y lo más probable es que ellos vengan con su equipo olímpico, es decir una selección sub-23.
Además, el tema que en este momento se está negociando con Pascual Lezcano es de billete. La Federación la embarró al tratar de congraciarse con la opinión pública cuando dijo, como si fuera una novia fea y desesperada, que Pékerman era el plan A, B y C. El argentino al saberse indispensable está pidiendo una cifra altísima por los cuatro años a los que se comprometería, cifra que perfectamente pueden pagar Bedoya y sus rollizos subalternos sobre todo después de la millonada que significó la gloriosa campaña de la Selección en el Mundial.
Sería ridículo que las negociaciones naufragaran y que no pudieran llegar a un acuerdo económico. Dicen que, por debajo de cuerda, gente tan infame como Álvaro González, mandamás del cada vez más saqueado fútbol aficionado, viajó a Panamá a convencer al Bolillo de que dejara botado al equipo canalero para que regresara a la tierra del aguardiente y la morcilla frita.
De entrada les decimos a la Federación que no nos vayan a salir con un cuento de esos, que por acá no queremos más a ese golpeador de mujeres, conformista y mediocre que durante años nos metió el cuento que no llegábamos más lejos en los mundiales “porque no tenemos historia”. Acá no queremos ni a Gómez, ni que nos enreden con Juan Carlos Osorio, multicampeón local pero que, después del fracaso con Nacional en la Copa Libertadores (no te puede sacar en cuartos un equipo como el Defensor uruguayo) demostró que en los momentos de máxima presión el estratega risaraldense puede flaquear. Además una cosa es acoplar un club con el que se trabaja a diario y otra muy distinta es trabajar con una selección en donde apenas hay tiempo para hacer tres entrenamientos al año.
No necesitamos a un técnico sino a un seleccionador con experiencia en eliminatorias en el remoto caso de que Pékerman no renueve. Obnubilados por el juego de Colombia en el Mundial no sabemos quién pueda ser su reemplazo, pero de lo que estamos seguros es de los que definitvamente no queremos ver al frente del equipo nacional. Ni Bolillo, ni Osorio, ni mucho menos Rueda como algunos dirigentes están insinuando. Reynaldo se desactualizó, sus dos inamovibles líneas de cuatro fueron motivos de fuertes críticas en Ecuador y a nosotros nos recuerdan los infaustos tiempos pos-Maturana. Que ni se les ocurre pensar en Luis Fernando Suárez; un técnico de la Concacaf no tiene los pergaminos para dirigir a la cuarta selección del mundo. Con los extranjeros el caso es más grave. No podemos confiar en estrategas que no conozcan el fútbol colombiano por dentro. Su periodo de adaptación duraría un año y el objetivo inmediato de este equipo debería ser la de ganar la Copa América de Chile que se jugará el próximo año, ¿por qué no? en este momento solo Argentina, en el continente, podría superarnos en un mano a mano.
Para conseguirla es fundamental que Pékerman renueve. Según lo escuchado en el transcurso de esta semana las conversaciones van bien y todo parece indicar que la próxima semana se llegará a un acuerdo. Eso sí, el argentino volverá a tomar las riendas de la Selección hasta enero del próximo año, y los dos partidos que le restan al 2014 los dirigirá Piscis Restrepo, una decisión a todas luces discutible.
En su nuevo periodo Pékerman se encargaría también de manejar las selecciones juveniles, campo en donde es uno de los mejores del mundo. Sí, la Federación y el pueblo colombiano deben entregarle las llaves de nuestro fútbol al técnico que mejor ha sabido interpretar y explotar el talento de nuestros jugadores. Con Don José al frente podemos soñar con que Rusia 2018 será el mejor Mundial de nuestra historia.
