Comparto con los colombianos el dolor que el terrorismo insensato y estúpido produjo en nuestros hijos y en nuestras conciencias. Ello ha motivado a las gentes nobles a expresarse contra esta violencia que los belicistas de todas las calañas insisten en predicar.
A veces los árboles no nos dejan ver el bosque y, en medio de tanta bulla y algarabía en todos los medios, se nos dificulta reflexionar e ir un poco más allá sobre lo que significa este atentado y cómo el terrorismo se presenta de tantas y oscuras maneras. Los estallidos de bombas son una forma de presentarse esta estupidez. Quiero, para que nos ilustremos un poco, mostrar en el corto espacio de hoy que las formas del terrorismo son múltiples y de distintos orígenes. Además, múltiples son sus maneras de implementarse, vengan de donde vinieren. Veamos:
El terrorismo de Estado: Los gobiernos ejercen violencia política con los recursos del estado, para eliminar a sus opositores (“subversivos”) y asustar a la población. También intentan acabar con las experiencias políticas que buscan una transformación social. Redunda dar ejemplos, tan conocidos en Colombia: la coacción o persecución ilegítima, el secuestro, desapariciones forzadas, la tortura, el asesinato o ejecución extrajudicial (falsos positivos). Creación y apoyo de bandas paramilitares. Torturas. Hacinamiento carcelario. Desaparición y apropiación de niños, hijos de las víctimas. Pero, aún más, las órdenes y estímulos a la fuerza militar a que actúe causando terror en la población civil.
Bioterrorismo: El empleo criminal de microorganismos patógenos, toxinas o sustancias dañinas contra la población con el propósito de generar enfermedad, muerte, pánico y terror. Ejemplo: glifosato, bombas napalm, gases lacrimógenos.
Ecoterrorismo: Uso de prácticas terroristas en apoyo a causas ecologistas, medioambientales o de derechos de los animales. Hay algunos ejemplos que los antitaurinos extremistas nos han dado…
Terrorismo ambiental: Ataques terroristas contra recursos ambientales con el fin de despojar a las poblaciones de tierras o sus propiedades. La voladura de torres de petróleo, los desechos tóxicos de la minería, podrían ser ejemplos.
Ciberterrorismo: El ciberterrorismo o terrorismo electrónico, muy usado en los últimos tiempos con medios tecnológicos de información, comunicación, para generar terror o miedo en una población, con fines económicos, políticos o religiosos. Las intrusiones virales, los hackers. Los fake news o noticias falsas, las mentiras en las inforredes, el matoneo, el sexteo, y, en fin, todas tan conocidas hoy en día.
Terrorismo religioso: El filósofo de Envigado, Fernando Gonzáles, decía que las religiones se sustentan sobre tres grandes miedos: el miedo al pecado, el miedo al infierno y el miedo a la muerte.
El terrorismo religioso puede tener como fundamento cualquier religión existente. Hay muchas formas de terrorismo religioso o terrorismo sagrado: puede ser político (como en Irlanda del Norte) o proselitista (atraer a su redil o atacar a otros). Usan la retórica, la palabra y sus ritos, lo mismo que el temor a Dios y al castigo eterno para sembrar terrorismo en sus fieles y en sus enemigos. Además de obtener inmensos réditos económicos con las mismas carretas de pobreza y de despojo de lo material, para honrar a Dios… No doy ejemplos obvios, pero sí recuerdo cómo fue con métodos terroristas como evangelizaron a esta América.
Narcoterrorismo: En este, cooperan en forma estratégica las mafias del narcotráfico y grupos armados extremistas e insurgentes o terroristas. Bastantes conocidos en nuestro país, han hecho mucho daño al medio ambiente, a la economía y a la salud de las personas. Nuestra historia reciente está colmada de ejemplos.
En fin. Me volví cansón con este tema. Pero mi intención es evitar que nos quedemos en una mera visión, y corta, sobre este tema. Quedan muchas otras consideraciones, ya no en el tintero, pues eso ya no se usa. En la mente. Hay para largo, pero será otro día. Saludos