Colombia país hermoso, lleno de diversidad y contrastes, donde en nuestro diario vivir encontramos circunstancias y actuaciones que dejarían anonadado a cualquier habitante de una nación democrática, civilizada, pero con un deficiente sistema jurisdiccional, poco equitativo y justo, pero que para nosotros hace parte de nuestra cotidianidad y forma de vida.
Los colombianos no nos sorprendemos con los escandalosos casos de corrupción que han carcomido todas las esferas políticas, administrativas y judiciales, las cuales imposibilitan la construcción de un mejor país, pero con extrañeza encontramos como nos indignamos, protestamos y rechazamos el supuesto robo de la corona a nuestra participante en mis universo.
A través de los más de 50 años de infamia, violencia y muerte que hemos sufrido durante un largo conflicto donde miles de personas han padecido sus horrores, lo que ha conllevado a pensar en establecer acciones y políticas que contribuyan a las víctimas a reparar su sufrimiento y proteger sus derechos, pero al momento de pasar de la diatriba a los hechos negamos la posibilidad que las víctimas cuenten con curules en el congreso, que les permitan llegar al legislativo para propender por normas que resarzan de manera real y efectiva la infamia y barbarie padecida.
Es estos días celebramos los 50 años de la concesión de los derechos políticos a las mujeres, recordamos como doña Carola Correa fue la primera mujer que se le expidió la cédula de ciudadanía, lo que presagiaba un gran avance para garantizar la equidad de género y el derecho a la igualdad de las mujeres, pero hoy por hoy la realidad nos muestra la sesgada oportunidad a la mujer en la participación política y laboral, es por ello común encontrar que de 1.122 municipios y 32 departamento que conforman nuestra geografía sólo 133 y 5 respectivamente son administrados por mujeres, peor aún evidenciamos como para la construcción de las listas para las próximas elecciones legislativas el número de aspirante mujeres es irrisorio.
Es muy común encontrar hinchas de equipos de fútbol que en la efervescencia de algunos resultados y buenos partidos hacen llamar a sus clubes el papá o el rey de copas, los cuales denota superioridad y alto grado de jerarquía en el fútbol, lo que contrasta con la actualidad futbolística donde son eliminados de instancias finales y demuestran que tal paternidad fue impugnada y la monarquía se encuentra en decadencia porque unos indios pijaos dieron golpe de autoridad.
Las fuerzas militares mediante la operación Agamenón II dan de baja al tercero en la línea de mando de la estructura el Clan del Golfo, lo que prevé un triunfo de la institucionalidad ante las estructuras criminales, pero para miles de personas se convirtió en una gran pérdida y una muerte absurda, por ello de manera máxima y pomposa acompañaron su cortejo fúnebre, brindándole su última despedida, demostrando con ello que hemos invertidos los valores y nos hemos convertido en una sociedad enferma.