No hay mujer fea, sino sin plata, o marido sin plata

No hay mujer fea, sino sin plata, o marido sin plata

"Yo seguiré con mi gordura, intentando que mi cordura no me permita hacer una locura y operarme algún día, corriendo el riesgo de quedar aún peor"

Por: Diana Carolina Abril Giraldo
agosto 21, 2017
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No hay mujer fea, sino sin plata, o marido sin plata

Después de todos los casos que se han presentado de cirugías estéticas mal practicadas, incluyendo el último mencionado en los diferentes portales de noticias sobre la muerte de Gloria Jhanet Cuellar, que recientemente falleció en Cali, por tres cirugías estéticas que se realizó, se pone uno a reflexionar de la importancia que conlleva el practicarse una cirugía estética.

Durante casi toda mi vida, he estado pasada de peso, considero que es por herencia, constitución o por comer como una vaca y no hacer ejercicio (bueno, lo de comer como una vaca es una exageración), por lo mismo pienso, que, en medio de todo, he sido de buenas, porque ni yo he tenido plata y mi marido tampoco, a veces el dinero solo es un medio para conseguir sentirse mejor, por necesidad o por capricho.

En la actualidad, tengo algunas amigas que hace poco tiempo se practicaron diferentes cirugías en todo su cuerpo, por sus propios medios económicos, o con ayuda de sus novios, amantes o esposos, la diferencia de algunas de ellas del antes y después, da un giro impresionante, de una fea a una bonita, les confieso que en ocasiones me da una gran envidia, a veces me amargo por el hecho de pensar que soy más fea, o más gorda, y me levanto en algunas oportunidades con la autoestima debajo del suelo, pese a ello, me ayudo con saber que por lo menos tengo otras cualidades de personalidad, que son más importantes que las físicas, sin embargo, eso en este mundo actual, ahora muy poco importa.

Existen en todo el mundo, mujeres que tienen diferentes traumas por el tamaño o forma de sus senos, cola, piernas, cintura, ombligo, caderas, brazos, nariz, pies, cara, papada, cejas, ojos, cabello, entre otras muchas partes de su cuerpo con las que no se sienten conformes, o en algunos casos, se sienten mal con el tamaño o el peso de todo su cuerpo en general. Personalmente tengo muy pocos traumas, pues me he aprendido a aceptar tal cual, y soy muy cobarde para someterme a una cirugía estética que me implique sufrimiento, gasto de dinero, y los distintos riesgos que se puedan presentar, aunque mi autoestima se eleve.

Me causa gran impresión, algunas conocidas que se colocan pestañas, cabello y uñas postizas, se fajan, se ponen tacones de 12 centímetros, brasieres maravillosos, calzones con almohadillas, y una capa de pintura en su rostro, no me imagino la escena en la que se despojan de todo eso.

Ahora bien, algunas mujeres son afortunadas por el hecho de tener belleza exterior como belleza interior, estas mujeres son premiadas con esas dos características, y nunca se verán en la necesidad de someterse a cirugías riesgosas (aunque algunas lo hacen), a esas mujeres Dios las trajo al mundo “integrales”, a ellas por su naturalidad y personalidad, definitivamente, si las envidio.

Ciertamente es normal que como mujer (o incluso como hombre), se quiera mejorar su aspecto, y somos libres para hacerlo, deberían darse todas las garantías para que los riesgos de sufrir deformaciones o fallecimientos a causa de un problema de salud o una cirugía mal practicada disminuyan, no obstante, a veces algunas personas, en mayor cantidad mujeres con respecto a los hombres, buscan economía, antes que calidad, con tal de cumplir su sueño de verse "supuestamente mejores", pues todas las percepciones de belleza, son distintas.

Por lo anterior, a estas personas, especialmente mujeres que están pensando en realizar un cambio a su cuerpo, les aconsejo buscar un buen sitio, asesórense bien, investiguen a los cirujanos, ahora es muy sencillo a través de internet, pidan consejos, y si pueden optar por otros métodos, háganlo así, antes de arriesgar su vida, pues una cirugía por más pequeña que sea siempre conlleva un peligro.

Yo seguiré con mi gordura, intentando que mi cordura no me permita hacer una locura y  operarme algún día, corriendo el riesgo de quedar aún peor, o simplemente ¡no quedar! Continuaré capacitándome, estudiaré mucho para hacerle buen ejercicio a mi cerebro, lo cual me importa más, y en cuánto a mis kilos; seguiré haciendo las más de mil dietas saludables que existen, probaré los diez mil métodos milagrosos para mejorar mis defectos corporales, trataré de practicar ejercicio físico, y si intentan criticarme en algún momento, colocaré una barrera para no seguir los prototipos de mujer que hoy en día, la sociedad exige.

 

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