“Nada fortalece más el autoritarismo que el silencio”
Leonardo Da Vinci
No mires arriba (Don't look up) es ese tipo de película que uno tiene que ver, en medio de bostezos, con la curiosidad de llegar hasta el final para entender por qué ha tenido una acogida tan espectacularmente dispar.
De una parte, la inmensa aceptación de un público que la convirtió rápidamente en la primera tendencia en Colombia y en la tercera película más vista en el mundo, con cerca de 120 millones de espectadores. Del lado de la crítica ha sido calificada como un burdo y aburrido plagio del famoso episodio de Los Simpson “El Cometa de Bart” (1990). En ambas se utiliza el mismo argumento de la saga de ciencia ficción Armagedón (1998), de un meteorito que destruirá la tierra, para demostrar cómo la estupidez humana puede provocar la destrucción del planeta.
En esta parodia (de uno de los directores 'loosers' de Hollywood) el fin del mundo se presenta como una escena apocalíptica donde políticos mediocres, ricachones cínicos, medios de comunicación banales y ciudadanos negacionistas se dan cita para contemplar en la pantalla chica el trágico desenlace de un mundo irremediablemente destinado a explotar en mil pedazos.
En nuestro país del Sangrado Corazón de Jesús, la realidad supera con creces la ficción.
Desde hace varios meses el superyó, el supremo, lo venía advirtiendo con sus trinos apocalípticos de “ojo con el 22”, y al despedir el año lo pudo confirmar cuando en la encuesta Invamer 50 registró el índice de favorabilidad más bajo en los últimos 25 años del régimen uribista.
Paradójicamente, esto ocurre cuando las luces del opaco mandato de su ungido comienzan a apagarse y la imagen del presidente Duque cae al nivel más bajo de desaprobación de los mandatarios colombianos en los últimos tiempos (72 %), quien solo atina a expresar que esto le ocurre porque los colombianos no comprendemos la grandeza de su perfección (¡sic!).
El fin del oprobioso régimen ocurre en medio de una escena donde el mandatario trata de convencerse a sí mismo de que su ficción de un mundo ordenado y feliz no funciona por culpa de una realidad que no encaja en su paranoica idea de la perfección.
Y, como era previsible en momentos como estos, la oligarquía y la élites depredadoras estarán preparando sus cámaras criogenéticas para transportarse a los nuevos paraísos fiscales, donde puedan disfrutar de sus enormes fortunas, amasadas con el sudor, lágrimas y sangre de miles de desposeídos, violentados y exprimidos trabajadores y contribuyentes.
Sin embargo, en medio de este cuadro apocalíptico está la esperanza de millones de ciudadanos colombianos de que “las estirpes condenadas a cien años de soledad tendrán una segunda oportunidad sobre la Tierra”.
Postre 1:
La frontera caliente del Arauca vibrador es ahora el escenario de una nueva masacre, esta vez por cuenta de los enfrentamientos entre los grupos armados ilegales del ELN y las disidencias de las Farc, atizados por la contrainteligencia del ejército y pagados con los dólares del petróleo sangriento.
Postre 2:
La mano dura y la cabeza caliente del imputado expresidente Uribe quedó reflejada de cuerpo entero cuando decidió hacer su campaña electoral pidiéndole el votico por el CD a las estatuas.