Estimados manifestantes del paro nacional, hoy quiero escribirles esperando que estas letras lleguen hasta ustedes.
Más que reproches o alegatos, quiero manifestarles mi agradecimiento más profundo por todo lo que han promovido en estos días, estas semanas, estos meses.
En primer lugar, quiero agradecer por los múltiples mensajes que nos dejan por toda la ciudad en las fachadas de las casas, de los edificios y lugares públicos por donde han pasado caminando en sus arduas jornadas de protesta. También agradezco los mensajes que han dejado en las unidades de transporte público, les dan un toque de originalidad y libertad; tuve que buscar un curso online para poder interpretar tantos grafitis hermosos que, con mucho esmero, han tenido a bien diseñar. ¡Gracias por invertir en la ciudad su tiempo, su talento y sus pinturas!
Me siento muy agradecido de que en algunos sectores de la ciudad hayan encendido fogatas para calentarnos en estas bajas temperaturas que sufre Bogotá, debido a los cambios climáticos que se pusieron de moda de un tiempo para acá.
Gracias por tan grande sacrificio de planear estrategias que llamen la atención a los habitantes de la capital, gracias por organizar a tanta gente con un mismo propósito y gestionar la logística en cada evento en que han tenido que conseguir tanta cosa, como: palos, llantas usadas, gasolina, pancartas, pintura, ladrillos, agua y demás para llamar la atención de este gobierno que lo único que hace es reprimir al pueblo.
El sacrificio que han hecho por todos los capitalinos es evidente al día siguiente de cada manifestación, realmente se me aguan los ojos al pensar en todo lo que tuvieron que sufrir hasta altas horas de la noche por representarnos a nosotros —los que nos la pasamos ocupados en cosas tan banales como trabajar en empresas de las que no somos dueños—, que en lugar de bajarnos de los vehículos que nos transportan para acompañarlos a ustedes, buscamos llegar a casa lo antes posible a ver a nuestra familia y sintonizar las noticias de esos medios de comunicación mentirosos que nos cuentan un panorama tan diferente.
Gracias por tener el valor de enfrentarse sin armas ni protección corporal a esos hombres de negro, acorazados de pies a cabeza, que no tienen el valor de dar la cara y se esconden detrás de un escudo y una careta que les proporcionó el gobierno local para atacar la libre expresión y la libre movilización dentro de este país demócrata y libre.
Son tantas las razones que nos dan para agradecerles que no merecemos tanto esfuerzo de su parte, por favor, no protesten más por nosotros, #NoProtestenMásPorMí, no merezco que sigan exponiendo sus vidas por mi beneficio, #NoProtestenMásPorMí.