No me sorprende ni me sorprenderá ninguna marcha uribista, la del 15 de febrero y 20 de junio del 2023 ni las próximas en contra del gobierno de Gustavo Petro.
Estas jornadas tienen su lógica: Colombia cambió de gobierno y no el sistema macabro a favor del imperialismo, razón por la cual le urge a la ultraderecha colombiana perpetuar su dominio perverso contra millones de colombianos no pertenecientes a la clase opresora de esta nación, élite experta en manipular gente en la miseria, a personas ignorantes, a hombres y mujeres arribistas, lista a dar migajas económicas a cambio del sufragio o por salir a protestar sin tener claridad sobre sus censuras contra un gobierno cuyo propósito es proponer reformas a favor del desprotegido, exigirle a los grandes empresarios un pago justo al trabajo del obrero, “contrato a término fijo y el indefinido”, “la jornada nocturna y las horas extras”, “la atención primaria en salud”, “fortalecimiento del modelo preventivo”, “la laboralización y dignificación de trabajadores de la salud”, “un sistema de información pública transparente”, “superación de la intermediación financiera del sistema”, “una política de ciencia, tecnología e innovación”, otorgar una renta básica de jubilación a todas las personas mayores de 65 años en la pobreza extrema, de $223.000 mensuales, mejorar la equidad de género al reconocer el trabajo doméstico y reducir las semanas de cotización para las mujeres por cada hijo (máximo 3 hijos), estas bondades no las aceptan quienes han explotado, de manera inhumana, al pueblo colombiano durante más de dos centurias, los promotores del salvajismo económico.
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Hubo, hay y habrá estrategias propagandísticas antiéticas a través de medios de comunicación al servicio de los grandes monopolios económicos de este país ultraderechista, semejante a las utilizadas en campañas politiqueras. para desestabilizar a lo máximo el gobierno progresista y así eternizar en el poder la democracia artera y criminal.
Muchos compatriotas asalariados salen a protestar sin saber la verdadera razón de sus arengas, este absurdo proceder tiene su origen en el lavado de cerebro, por medio de la difusión al servicio de políticas neoliberales, contra quien desea propiciarles una vida menos precaria, o porque las empresas donde trabajan los obligan, o debido al pago corrupto a algunas personas para participar en estas marchas. Es caricaturesco observar “gente de bien”, dueños de grandes capitales, autoproclamarse amiga del pueblo mientras esta población por ignorancia o por ingenuidad, por desinformación o por estupidez o porque tienen intereses personales cae en la trampa. Muchedumbre sin destino, torpe, incapaz de reflexionar la palmadita judía del tirano, la cual siempre lleva al abismo de la hambruna.
El gobierno de Gustavo Petro debe estar preparado ante jugadas desestabilizadoras de los partidos políticos tradicionales. Las clases altas y políticas de Colombia, sea como sea, buscan permanecer en el poder. Ellas manejan a su antojo todos los estamentos económicos, políticos y sociales del Estado. Por lo tanto, van a usar toda clase de artimañas para crear zozobra, originar noticias falsas y emitirlas como verdaderas. Su actuar despreciable está exento de la moral, de la vergüenza, será siempre sátrapa y deshonesto. Para desplegar a la perfección este espeluznante proceder, los “medios de comunicación masivos” son fundamentales, se convierten en artífices de este maniobrar alienante, sus periodistas “prepagos” son ventrílocuos listos a emitir cuanto les ordena la élite dominante.
Si el pueblo no permanece alerta, si no verifica la realidad, si se deja manipular por informaciones mentirosas, si no se tapona los oídos ante los cantos de sirenas de los dueños de este país, ellos van retomar el poder, a seguir su tarea de dejar a Colombia en una catástrofe social, política y económica sin precedentes, los crímenes extrajudiciales los volverá a implementar esa minoría dominante y siniestra, a la vez el amo de las sombra multiplicará sus hijos políticos, estilo Polo Polo, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Miguel Uribe etc, QUÉ HORROR, con mayúscula, para hacerlos sus matarifes permanentes, impulsores del paramilitarismo.
No me sorprende ninguna marcha de la horda uribista ni de los defensores acérrimos del continuismo explotador del erario público, no me sorprende porque defienden la economía falsa, el narcoestado, la corrupción, el atroz manejo de las EPS y otros grandes monopolios al alcance de sus codicias putrefactas, porque anhelan proseguir con su dominación maquiavélica.