Algunas de las personas que conozco escogen sus amistades no por sus afinidades sino por sus odios. Me pregunto si ellos, como los medios de comunicación, ¿serían capaces de sobrevivir al menos un día sin hablar de Petro y Uribe?
¿Será que tanto ellos, como los medios de comunicación y sus columnistas, tienen la suficiente creatividad como para aguantar al menos un día del año sin vender la pauta publicitaria con la fácil excusa de la tensión política?
Nuestras discusiones políticas no se basan en ciencia sino en creencias. Todo aquello basado en creencias y no en la ciencia suele experimentar alguna clase de degradación. ¿Evidencias históricas?
El misticismo práctico convertido en religiones y luego en cruzadas. El sano deporte, convertido en el circo romano -ahora rentable- del que emergen las barras bravas. Las necesidades cotidianas convertidas en representación política y esta en una tensión que deviene en conflicto armado…
Yo veo que todo el año hablamos de los políticos de oficio, pero que nada mejora…
¿Será que esto, en parte se debe a que les damos demasiada importancia?
¿Acaso no han entendido la frase, “cada pueblo tiene los gobernantes que se merece”?
Fue Jaime Ucrós García quien me enseñó a no confiar en políticos sin sentido del humor. “Esos son siempre, los más peligrosos; los que secuestran la democracia”.
Uribe y Petro, dos políticos de oficio sin sentido del humor. El M-19 facilitó la Asamblea Nacional de 1991 que modificó la Constitución del 86 acabando con los nombramientos de alcaldes por el gobernador y de los gobernadores por el Ejecutivo. Esto posibilitó que todo bandido rico, pudiera comprar votos para hacerse elegir en cada municipio y departamento de Colombia. Estos son los que han secuestrado la democracia.
Si Uribe y Petro tuvieran la seria intención de acabar con la corrupción en Colombia y ponerle fin a ese secuestro, tendrían un proyecto de reforma constitucional y convocarían una Asamblea Nacional Constituyente para que la ejecución de los recursos nacionales se haga directamente en los barrios de cada municipio, acabando con el poder de contratación en manos de los políticos intermediarios.
Esto nos deja claro que sus diferencias, no son por el modelo económico del país, sino por la contratación.
Caciques de “izquierda” (Colombia Humana, Mais, Polo) y derecha (Centro Democrático, Cambio Radical, Partido Liberal, Partido Conservador, Partido Verde y afines) siguen alimentando la polarización, enfrentados al igual que liberales y conservadores de los años 40 por la capacidad de beneficiarse con contratos.
No creo incurrir en un anacronismo histórico al decir, que sumada la variable narcotráfico, los paramilitares son los nuevos chulavitas y la guerrilla los nuevos cachiporros.
Si Petro es elegido presidente, sería a duras penas una especie de general Melo golpista y en el mejor de los casos un López Pumarejo más, pero Colombia no cambiaría en lo sustancial.
Odebrecht. Según el New York Times, los gobiernos más importantes de América Latina, de izquierda y derecha (Maduro en Venezuela, Toledo y Alan García en el Perú, Uribe y Santos en Colombia) recibieron millonarias coimas de Odebrecht. Gabriel García Morales, viceministro de Transporte en el segundo mandato de Uribe, fue condenado por recibir un soborno de 6,5 millones de dólares por parte de esta empresa para concesionar la ruta del Sol.
No queremos otro Frente Nacional. La única forma pues, de salir de ese ciclo conflicto armado por política y Frente Nacional (que muchos han propuesto nuevamente en estos días), creo que no es con fórmulas tibias; es quitándole la capacidad de contratación a los políticos y dándosela al constituyente primario, a las juntas de vecinos, sin que el poder discrecional de los partidos políticos o de acción comunal, medie para su ejecución. Ahora cada barrio de Colombia podría tener su poder instituido y organizado; cada vecino registrado ante la Registraduría para poder votar los proyectos de contratación que se propongan en el barrio. Los políticos en realidad nos agotan y nos sobran.
Podemos tener una democracia directa y plantearle al país y al mundo una especie de microfederalismo, sin políticos de oficio. Las investiduras políticas que duran décadas ya están mandadas a recoger.
#DiaSinPoliticosChallenge. Reto a todos los columnistas, a todos los lectores, a que nos comprometamos a que este 7 de agosto NO publicaremos ninguna columna sobre los políticos de oficio (nos aguantemos hasta el 8 de agosto para hacerlo). A que seamos lo suficientemente creativos como para valernos de otras cosas que puedan despertar el interés de los lectores y vender así la pauta publicitaria para los que viven de ella. Que en lugar de esto, hablaremos de arte, de ciencia, de literatura, de hacer silencio, si se quiere. Usemos los hashtags #DiaSinPoliticosChallenge #DemocraciaDirecta
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@OliverUcros