Es terrible y tenebroso ver las imágenes de un grupo de soldados de nuestro glorioso ejército de Colombia al lado de un hipopótamo asesinado, cual cazadores exhibiendo un bicho raro. Es tenebroso escuchar opiniones de supuestos expertos sugiriendo que los hipopótamos representan un peligro y que, por lo tanto, hay que sacrificarlos.
Muy fácil le sale al gobierno decir que es muy costoso esterilizarlos y que no hay otra solución que matarlos. Apenas si los defensores de los animales (los famosos animalistas) tímidamente dicen que es importante tener en cuenta otras alternativas para estos animales. Hay quienes consideran la posibilidad de un asesinato masivo de los hipopótamos para mantener el equilibrio de la biodiversidad, macabra justificación.
Y mientras tanto, en otros lugares del mundo, se hace noticia el nacimiento de un tierno hipopótamo, hacen concursos para ponerles nombre y lo rodean de cariño, ¿por qué? Porque ya forman parte de las especies en peligro de extinción, ¿qué pasa entonces? Pasa que hay una doble moral.
Por lo anterior, señalaré los beneficios de los hipopótamos para el medioambiente para quienes aún tienen el terrible pensamiento de exterminar a estos inocentes animales:
Las heces de los hipopótamos transportan silicio, que como cualquier producto, en su uso industrial genera todo tipo de contaminación, pero orgánico es factor de beneficio para la salud humana y el ecosistema hasta el punto de que los hipopótamos son considerados importantes para el ciclo de silicio biogeoquímico, esto significa que producen oxígeno y forman parte de la cadena alimentaria de los ecosistemas acuáticos, que es donde pasan las mayor parte de su tiempo.
Los nutrientes que consumen los hipopótamos, que es básicamente la hierba, terminan nuevamente en la sabana, donde son absorbidos por las plantas; además son creadores de canales de pantano que a su vez dirigen los flujos de agua cuando aumenta.
En términos generales, la presencia y multiplicación de los hipopótamos tiene más beneficios que problemas. Por lo tanto, es necesario gritar de nuevo: ¡No maten los hipopótamos!