Los taxistas en la Bogotá son la premisa de la violencia automotriz en la ciudad. Podría uno pensar que es la consecuencia de ser quienes más viven los interminables trancones de la ciudad. Sin embargo es urgente que exista un cambio absoluto en la manera como estos individuos actúan frente a otros, ¿taxista igual a hampón? ¿por qué no taxista igual a ejemplo?
Como habitante de esta inmensa ciudad me da rabia que cada vez que veo al taxista lo relaciono con alguien abeja: el que nunca deja pasar, el que se le mete a otro sin ninguna mesura, el que echa reversa o se mete en contravía por cualquier lugar.
Sin duda desde que existe Uber algunos han decidido ser más amigables y respetuosos con los clientes gracias a que la plataforma de Uber exige que sus conductores lleven un buen servicio al ser calificados al final de los recorridos.
Sin más, creo que debería aplicarse un formato de calificación también para los taxistas, así los obliga a ser más respetuosos al volante y con los clientes. Para que esto sea una realidad no hay otra opción más que nosotros los ciudadanos lo empecemos a exigir. Sin dar cátedra, las decisiones de todo lo que sucede en nuestra sociedad, nuestra ciudad, departamento, país y planeta debe estar en manos de los ciudadanos y nuestros deseos, no los deseos de quienes están en el poder institucional o empresarial.