A principios de año la pequeña Hanny Vizcaíno, con sus escasos diez años, enamoró a todo un país. Tal fue el encanto de esta niña que logró lo que no había podido hacer ninguna de las grandes estrellas de la farándula ni libretistas consagrados; revivir a RCN. En efecto, Pa' Quererte, novela que protagoniza la niña, se convirtió en un éxito rotundo desde sus primeros días y salvó a RCN de una crisis de rating en la que había estado sumido durante los últimos siete años. Hanny pasó de ser una niña que había hecho un par de comerciales, a una estrella. Todo ocurrió de la noche a la mañana. En su Instagram, que es manejado por sus padres, tiene más de 300mil seguidores.
Sin embargo, hubo una publicación en particular que me puso a pensar sobre hasta qué punto es conveniente exponer a una menor de esta manera. En medio de la pandemia del Coronavirus que azota al mundo y que tiene a varios países, entre esos Colombia, sometidos a cuarentena, a los padres de la pequeña se les ocurrió ponerle un adorable disfraz y hacerla dar recomendaciones para evitar el virus, como si ella fuera experta en el tema.
En lo personal pienso que la excesiva exposición a la que es sometida esta niña a largo plazo puede ser peligrosa. Hanny no está viviendo una infancia normal. La fama, que le llegó por simple casualidad más que por esfuerzo, es algo que podría distorsionar su escala de valores. Es decir, la pequeña ni siquiera tiene elementos de juicio suficientes para tomar decisiones fundamentales para su futuro. Bastante conocidos son los casos de actores que de niños fueron atropellados por la fama repentina y de adultos terminan perdidos entre el alcohol o las drogas. En el mejor de los casos, se trata de actores que en su adultez quedan opacados por los papeles que hicieron de niños y terminan en el olvido.
Por otra parte, ya es suficiente con tener a Hanny expuesta ante todo el país en televisión nacional durante la franja prime. Recurrir a su imagen para generar tráfico e interacciones en redes sociales es una bajeza. Hanny Vizcaíno ya se le volvió un recurso desgastado a RCN que la muestra frecuentemente en redes. Es tal la sobreexposición de Hanny que a mi ya se me empieza a hacer insoportable. Es como si cualquier cosa que hace la niña, sin importar qué tan banal pueda ser, hay que salir a aplaudírsela solo porque es ella.
Ciertamente, esta es la peor forma de dañarle la personalidad a alguien que ni siquiera ha terminado de crecer. Hanny, al igual que todos nosotros, debería aprender que el reconocimiento es algo que llega después del trabajo. Dudo que en el pedestal donde un canal, sus padres y los mismos colombianos la hemos puesto, la pequeña pueda convertirse en una mujer conectada con la realidad del país y del mundo.