¿Qué está pasando con la protección de nuestras ideas y principios? Defender nuestros ideales no debe ser una tarea titánica.
Vivimos en un país libre en el que opinar es simplemente un derecho que se nos ha concedido constitucionalmente. Nuestros puntos de vista, aunque respetables, son un factor de decisión e influencia en nuestras vidas.
Por ello hoy nos parece fundamental expresarnos con libertad. La derecha de nuestro país está pasando por un momento coyuntural, tan álgido que es importante contar con nuestro apoyo para lograr salvar al país o estar preparados para las elecciones o decisiones políticas que se vienen para el próximo año.
El expresidente Álvaro Uribe, designa el concepto de “democracia acomplejada”, haciendo alusión al temor de los militantes en el partido o de personas que creen en los ideales de la derecha. Los electores temen expresar sus convicciones; de hecho los candidatos temen mostrar su apoyo al partido y camuflan su posición política en ideas de centro.
Quizá sea el momento de repensar nuestros propósitos y dejar de librar la batalla de odios que se ha librado desde la extrema izquierda colombiana. Este es nuestro momento, si creemos en nuestro país y en nuestros ideales debemos defenderlo.
La extrema izquierda ataca las ideas de derecha acusándolas de fascistas, pero la derecha colombiana no es una apología al fascismo, dista mucho de esto. Por eso, es momento de hablar sin miedo, de no ocultarnos detrás de un voto en blanco cuando todos defendemos el mismo país. Hay que superar el discurso del odio de clases y trabajar juntos por alcanzar más equidad, progreso económico y desarrollo social en todas las regiones.
El discurso de odio de la izquierda ha desdibujado la realidad de los principios de la derecha, con falsedades pretenden hacer creer que la derecha no piensa en el ciudadano ni en el medio ambiente o en los jóvenes y es todo lo contrario, las ideas de derecha en nuestro país promueven el empleo y buscan mejorar la calidad de vida de la gente.
En nuestras manos está el futuro de Colombia, callar significa entregarle el país a quienes con promesas irresponsables nos llevarán a una crisis económica y social.