Esta semana conversé ampliamente con estudiantes y directivos de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas sobre tres temas: su situación interna, los grupos de interés político y económico que funcionan al interior y exterior, y cómo se cumplirán las próximas elecciones en el mes de agosto para elegir rector. Se debatirán entre lo académico Vs. el Clientelismo después de las graves denuncias contra el exrector Inocencio Bahamón y la intromisión del profesor de la actual ministra de Educación, hoy líder institucional, hombre serio que sabrá guardar imparcialidad y no apoyar aspirantes.
El botín son los 285 mil millones de pesos del presupuesto de la universidad e intereses de algunos sectores políticos para hacerse al control burocrático de esta alma mater de los Capitalinos, donde las decanaturas y la Secretaría General, y más de 50 cargos, se disputan en una campaña que hace que los candidatos internos se debiliten con la tesis de escoger a los cinco finales entre ocho aspirantes. Nombres como los de Antonio Caicedo, Fabio Lozano, Lombardo Rodríguez y Samuel Arrieta gravitan en la memoria de esta institución y respaldan a candidatos. Algunos lo han hecho bien, pero otros mal.
Se comenta que la viceministra de Educación y la secretaria de Educación de Bogotá tienen candidato y que hacen campañas soterradas. Espero que esto no sea cierto. Mi invitación es para que se declaren neutrales, ya que ser jueces y parte es delicado y atenta contra el libre juego de la democracia interna.
La Universidad Distrital estuvo calificada hace años como una de las mejores del país y fue quinta en las pruebas SABER. Pero su transparencia ha disminuido y en 2014 se ubicó en la casilla 30 entre 32 universidades, con una enorme inestabilidad en su rectoría y denuncias de corrupción como la señalada en la sede de Bosa; que graves sobrecostos; que no fue bien construida y dudas sobre la ejecución del edificio B de la sede de la Macarena, que no se entregó en 2014.
En 2015 se ejecutó solo el 15% del presupuesto de inversión, y en ese mismo año desde el Concejo de Bogotá salieron voces solicitando excluir del presupuesto de Bogotá para la vigencia 2016. Los recursos de inversión para la universidad, hasta tanto no se normalizara la situación administrativa, además del famoso paro, agregaron más sobrecostos cercanos a los 6 mil millones al presupuesto de funcionamiento, y una tutelatón en contra de la resolución 01 que convoca a designación de rector titular que debe hacerse ya. Por estas y otras razones es mejor escoger a alguien al margen de estos intereses internos.