El siguiente reto de todos los colombianos debe ser acabar con ese residuo repugnante del narcotráfico que se incrusto en nuestra cultura. Ese mismo que avala el odio, ve el atajo como el camino del éxito y en el cual la mujer es vista como un objeto, no como el soporte de una sociedad. Esa cultura ha permitido que el más “fuerte” por medio de insultos predomine o que por el camino de la ilegalidad sea elegido para la supuesta construcción de país.
Para nadie es un secreto que hemos tenido políticos, empresarios, grupos al margen de la ley y la mismísima ley sumergida en los dineros provenientes de la droga. El problema no ha sido ese, ya que pestes de ese tipo se encuentran en cualquier lugar. Sí considero que nuestro error ha sido endiosarlos y ponerlos como ejemplo frente a la sociedad. Un ejemplo de ello es que Samper siga coleteando en la política Colombiana, pero aún más grave que hoy sea parte de la política suramericana pues no fueron suficientes sus cercanos nexos con el cartel de Cali para apartarse de la escena pública, y hoy intenta figurar como un mecías de la honradez por los países que integran UNASUR.
Este ejemplo no es solo un irrespeto, sino que culturalmente asocia el camino de la ilegalidad con el éxito. Quisiera poder decir que esto es solo un caso, pero así ha sucedido en las esferas públicas y privadas a nivel nacional. Un papel desastroso en esta cultura traqueta, es el realizado por los principales medios de comunicación. Donde Pablo Escobar, el Capo, el Cartel de Cali y los Pandilleros son los personajes que ponemos como modelo a los niños colombianos. La responsabilidad de que carguemos con ese espasmo narcotraficante a nuestra espaldas es de todos, pues nos colamos en Transmilenio y creemos que somos más “vivos”. Nos dan las vueltas, y si nos dan de más no está mal. Pero ya es el momento que la lucha contra este mal la demos nosotros mismos para poder garantizar que las futuras generaciones no vean la cultura del narcotráfico como una opción.
Un ejemplo de cambio de chip en esta materia, la ha dado Sergio Fajardo en Medellín y en Antioquia. Donde dijo no más reinados en los colegios, en vez de ello premiemos a los más pilos, démosles la posibilidad de visibilizarse y las herramientas para poder salir adelante. Creo que es en ese punto donde comenzamos a acabar con la cultura traqueta, pero el cambio más importante lo debemos dar nosotros mismos. La base de ello debe ser el respeto, entendiendo que el esfuerzo y la constancia es lo que nos lleva al éxito.
Es hora pues de darle más espacio en los televisores a la vida de los deportistas, de esos que no se cansaron para alcanzar sus objetivos. Tenemos a Rigoberto Urán que es un ejemplo no solo de deportista sino de ser humano por los enormes retos que enfrentó. Rigo con su sencillez puede enseñarnos a todos como desde la legalidad y el esfuerzo se construye una vida. Tenemos a Juan Guillermo Cuadrado nacido en Necoclí, quien hoy juega para el Chelsea de Inglaterra pero que nació en medio de la guerra que ha azotado por años a nuestro país.
Puede ser también el momento de contarle con más fuerzas a todos los colombianos de Gabriel García Márquez, de su paso por el periodismo, de su Nobel y de la Cueva en Barranquilla. Los programas de televisión deberían contar de manera atractiva que el inventor del marcapasos es un Colombiano, Jorge Reynolds Pombo y que aún está vivo. Que nos cuenten el tamaño del primer marcapasos y del que tenemos el día de hoy, esa es nuestra cultura. Construyamos la cultura desde los sonidos de Choquibtown, de Andrea Echeverry y de la raíces que ellos tuvieron, del mensaje que hoy promulgan. No dejemos más que la cultura del narcotráfico ocupe un espacio en nuestras vidas, digamos no más a la ilegalidad, al insulto. Pero entendamos que el cambio comienza por nuestras acciones de todos los días.
Jaime Andrés Fajardo Bastidas
@Jaimeandresfaba