No lo niego, desde que tengo uso de razón la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, más conocida como ETB, ha estado presente en cada una de las etapas de mi vida. Desde el teléfono naranja con el que hice mis primeras llamadas, hasta la incursión de esta compañía en la comercialización de servicios de internet, donde dejé sin llamadas locales a mis padres por conectarme al cibermundo.
Al bogotano tradicional, esta compañía lo ha acompañado en muchos momentos y como estoy vinculado desde las entrañas con la marca, quise darle la oportunidad en la etapa más importante de mi vida: mi matrimonio.
Sí, a qué persona no le gusta iniciar su vida de casado comprando ollas, cuadros; pintando el apartamento, llamando a las empresas para tener televisión por cable y por supuesto: internet, el compañero fiel que ya es uno de los integrantes más importantes de la familia.
Pues bien, el pasado nueve de marzo llamé a la línea de atención al cliente (3777777 para que no se les olvide). Me atendieron de maravilla pues me comunicaron con el área de ventas. Ellos sí que la tienen clara enamorándole a uno el corazón y de paso el bolsillo. ¿Cómo no soñar con llegar del trabajo a la casa para verse una serie con 50 megas de velocidad? No tuve que convencer a mi esposa, el plan ofrecido era espectacular, así que decidimos acceder a él programando una visita para el 16 de marzo. Nos agendaron y ese día esperamos pacientemente la llegada del técnico encargado de la instalación. Ya estábamos alistando hasta las palomitas de maíz pues queríamos vernos las diez mil series pendientes que teníamos.
Todo estaba en los tiempos normales, el equipo de técnicos llegó y revisaba acuciosamente cada punto del apartamento con el objetivo de buscar la mejor ubicación para nuestro módem y los dos puntos de red que nos habían ofrecido en el plan. Cuando ya se acercaba el momento del cableado, un mensaje de WhatsApp le llegó a uno de los operarios indicándole que no se podía realizar la instalación del servicio. Pregunté por qué, me respondieron que el problema radicaba en que en ese mismo apartamento que tomamos en arriendo, la anterior arrendataria contaba con el mismo servicio y que este debía cancelarse.
¿Qué hicimos? Para resumirles el cuento ese sábado ya con el día amargado y triste no dejamos ir a los técnicos, nos comunicamos con la anterior arrendataria, ella nos envió el radicado de traslado de su línea, hablamos con servicio al cliente de ETB —de nuevo— y nos explicaron que por temas antifraude no podían hacer uso del mismo cableado para nuestra instalación.
No conforme con su respuesta, les expliqué que yo era un usuario nuevo, léase bien, usuario nuevo, y que simplemente había ordenado un servicio. Me dijeron que me comunicara posteriormente pero no les hice caso. Puse en conocimiento público el tema y tan rápidos como ineficientes, los de @ETBsoluciones se comunicaron conmigo respondiéndome que por mensaje interno me iban a colaborar.
Ahí comienza otro calvario. Tanto ese sábado como el domingo y el lunes siguientes me atendieron por esa vía, tres asesores. Milena Parra, Jhon Maza y Marcela Franco me respondieron que debía reagendar una visita y ya cansándome del proceso pero teniendo fe en que se resolvería, volví a confiar en ellos. Aproveché que mi hijo no debía ir al colegio el pasado 18 de marzo y les di vía libre para que fueran a cualquier hora del día.
El pelado desayunó, almorzó y cenó. Me llamó a informarme que nunca habían pasado a instalar el servicio. Falto de paciencia pero con el respeto que me caracteriza, llamé de nuevo y me explicaron que no pudieron instalarme internet. ¿La razón?, ¡una nueva! El arrendatario anterior tenía el servicio trasladado pero esa persona tuvo que haber cancelado el de mi apartamento previamente. Pasé por la pena de comunicarme con esa persona, la hice perder más de una hora y media en la línea. Le dieron un número de cancelación de servicio y lo aporté como requisito. Me dijeron que había que esperar validación.
Así pasó ese día y el 19 de marzo, cuando ya me había olvidado del trámite, me llegó un correo electrónico de ETB en el que me agendaron una cita de instalación para el 20 de marzo. Llamé en la mañana a servicio al cliente para corroborar que ya se hubiese solucionado el inconveniente. Me informaron que todo estaba listo y que podía esperar al técnico entre 12 y dos de la tarde. Pedí permiso en mi trabajo, llegué. Lavé la loza y cuando ya me disponía a devolverme a la oficina, timbraron. ¡Era el técnico de ETB! Revisó el apartamento y cuando iba a cablear, adivinen, le dijeron que debía retirarse del lugar porque el anterior servicio tenía una orden de pago vigente.
Y así, señores, termina mi historia con ETB. Como la peor novela de amor que comienza bien pero concluye horrorosamente. Afortunadamente nos encontramos en la época del capitalismo salvaje donde más empresas ofrecerán sus servicios y podré, junto con mi esposa e hijo, disfrutar de las salvajadas de un día completo de series y películas. Lógico, con ETB no será.