La derrota de la Selección Colombia ayer contra Inglaterra me trajo a la memoria lo mismo que nos sucedió hace cuatro años contra Brasil: perdimos no por falta de fútbol y de lucha, sino de árbitro.
No recuerdo si hace cuatro años la Federación Colombiana de Fútbol se pronunció al respecto, pero yo sí creo que en esta oportunidad debe elevar una nota de protesta pública. ¿Dos mundiales seguidos en las mismas y la Federación callada? Es que ese árbitro fue muy caradura, no usó el VAR e hizo lo que le dio la gana. La situación realmente fue muy descarada y, repito, ¿la Federación callada?
Entonces, ¿como no hemos sido campeones mundiales no valemos? Ando por Washington con mis hijos y fuimos a un bar a ver el partido. Cuando salimos aburridos a la calle, no había quién no nos dijera que nos habían robado el partido; y eran personas de muchas razas y nacionalidades. Pero la tapa fue cuando entramos a un almacén y un marroquí, viendo a mis hijos con sus camisetas de la Selección Colombia nos dijo: “qué pesar lo que le sucedió su equipo, pero ese es el negocio de la FIFA. A ellos no les interesa que eliminen a estas alturas del mundial a un europeo como Inglaterra o a uno de los tradicionalmente grandes como les sucedió a ustedes con Brasil en el mundial pasado. No les interesa porque pierden audiencia y pierden dinero; es un negocio. Lo siento mucho por ustedes, gran equipo”. ¿Saben qué? Me sentí humillada y mis hijos más tristes de lo que estaban. Esto me trae a la memoria esas licitaciones en las que uno se esfuerza, cumple con todo, pero el ganador ya está escogido; cuando la empresa de uno sirve para “demostrar” que había más licitantes… pfffffff.
¿Vamos a estar condenados y a permitir ser “usados” en el mundial
y a quedarnos callados?
¿Vamos a estar condenados y a permitir ser “usados” en el mundial y a quedarnos callados? Muchos pensarán que Jesurum va y sienta su nota de protesta, sale y los directivos de la FIFA –Gianni Infantino y sus secuaces- se mueren de la risa. Pues puede que se rían, pero hay que hacerlo y, por eso, públicamente. Así nos van respetando. Así nos hacemos sentir. Como decía en alguna entrevista un jugador mexicano en una frase que se me quedó por su significado: “Somos chiquitos”, que no pequeños, “pero picosos”.
¡Hasta el próximo miércoles!