A Colombia le tienen que doler los asesinatos de líderes sociales de reclamantes de tierras, defensores de derechos humanos, defensores del medioambiente, de todos esos luchadores por la dignidad. ¡Despertemos, carajo! Un asesinato de un colombiano luchador es una herida en la carne de la humanidad, su trabajo invisible e invisibilizado nos toca a todos los 49 millones de colombianos, están haciendo algo que otros no hacemos por miedo, por desconocimiento o porque no nos importa el país y los demás.
Levantémonos, protestemos, exijamos respeto por la vida de esos compatriotas, por esos héroes que lo son ya que dieron la vida por sus ideales sociales... que nos beneficiarán a todos. Marchemos contra esos crímenes que el Estado quiere minimizar. Hoy son ellos, mañana un amigo, un familiar, un conocido.
Esos líderes no son mamertos, no son resentidos sociales, son personas que creyeron en su trabajo y apostaron por un país con dignidad, posibilidades, justicia social y moral. Hay millones de personas honestas, honradas, trabajadoras y por eso este país quiere sacudirse el yugo de la clase parásita que tiene privilegios que le roban al pueblo, a nosotros. Sí, esa clase que se roba nuestros impuestos, salud, educación, que nos impone trabajar ocho horas diarias por un salario mínimo, mientras ellos ganan millones por nada. Esta gente que está dilapidando nuestros recursos naturales, no le importan nuestros niños, ancianos y mujeres....una clase que no nos quiere pensantes, opositores, reclamantes, despiertos y a la que le conviene oprimirnos, acallarnos, asesinarnos.
Vamos, Colombia, reacciona. Levanta tu voz por esos héroes verdaderos, que no queden en el anonimato sus acciones que son para todos. Los honrados y los honestos somos más...