El mundo del vallenato ha estado plagado de artistas con gran talento y capaces de prender una rumba donde quiera que estén. Uno de los icónos más recientes de este género urbano, es el reconocido Silvestre Dangond, nacido en Urumita. Sin embargo, el conocido cantante no nació en cuna de oro, todo lo contrario. Desde muy joven tuvo que trabajar y dedicarse al negocio de su familia. Su deseo por dedicarse a la música, fue lo que sacó de Valledupar; aún así, el cantante tuvo que subir una larga cima para estar donde hoy está.
Su juventud en Valledupar
A pesar de haber nacido en Urumita, su familia tuvo que salir de allí para vivir en Valledupar. En busca de mejores oportunidades, la familia de Silvestre Dangond dejó su tierra natal. Sin embargo, las cosas no cambiaron en lo absoluto para ellos. Allí, en la capital mundial del vallenato, la mamá del artista abrió un puesto de empanadas en la terminal. Allí, Silvestre y su hermano ayudaban como meseros y cocineros. Pese a esto, la necesidad fue tanta que el cantante tuvo que dejar el colegio por un año completo, dedicado al negocio; todo esto debido a que no pudieron pagar la mensualidad.
Además de estas dificultades, a la vida del guajiro llegó el alcohol, por lo que incluso llegó a tener problemas con su padre. Pero en medio de tantas dificultades y problemas, Silvestre Dangond conoció el amor, en su puesto de empanadas. Allí conoció a Lucía Salem, joven de 15 años y de familia adinerada que se negaban a aceptar la relación de su hija con el urumitero. Fue tras su graduación del colegio que el artista decidió dejar Valledupar para probar suerte en la capital. Allí decidió dedicarse completamente a la música y explotar el talento que lo llevó a la fama.
Silvestre Dangond en Bogotá
Debido a que no era conocido pero quería ganarse la vida con el vallenato, el hombre empezó cantando en bares de mala muerte. Aunque creyó que la suerte le sonreía, terminó siendo estafado por el dueño de un bar lujoso de La Calera. Pese a esto, Silvestre Dangond no perdió la esperanza y siguió cantando en fiestas privadas de gente con plata de la ciudad. Allí estaba acompañado del Coco Zuleta y tras un tiempo dedicado a esta compleja labor, su cuerpo le pasó factura. Su estilo de vida tan desordenado, lo terminó llevando a pesar 130 kilos, y su aspecto era irreconocible.
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Pero bien dice el dicho "tanto va el cántaro a la fuente que se termina rompiendo" y por fin, la vida le sonrió al muchacho de Urumita. En el año 2002, Silvestre Dangond firmó su primer contrato con Sony, con el que grabó un álbum titulado 'Tanto para ti'. Sus primeras ganancias rondaban los 500 mil pesos y con eso hasta pudo enviarle plata a sus papás. Este éxito ascendente, lo terminó llevando a grabar 'La colegiala', canción que lo consagró. Este golpe de fama, hizo que el artista incluso decidiera cambiar su apariencia física y se sometiera a dos procesos estéticos. La vida del artista dio un giro de 180°.
La actual feliz vida del guajiro
A pesar de los golpes que le dio la vida, el cantante siempre quisó salir adelante. Y tras varios años de lucha, por fin lo consiguió. Aunque por estos días el hombre está retirado de los escenarios, se ha convertido en un gran referente del vallenato. Muestra de esto son los 'Silvestristas', el gran grupo de fans con los que cuenta Silvestre Dangond. Además, sus años dedicados a la música, le han permitido explotar su faceta como empresario. El hombre cuenta con varios negocios en la actualidad y no sé sabe cuál de ellos sea el más exitoso.
Sin duda alguna, el niño que procede de Urumita, cumplió su sueño. Aunque en su carrera también han habido escándalos, él y su talento, siempre se han sabido poner encima de ellos. Incluso, el hombre ha empezado a enseñarle a sus hijos a ganarse la vida. El mayor de ellos, trabaja en Estados Unidos, vendiendo perros calientes y viendo a su padre como inspiración.
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