En medio de la amplia y adversa reacción generada por las declaraciones de la ministra de Minas y Energía, en Blu Radio, donde reafirmó que en este gobierno no habrá más contratos de exploración de gas y que tenían planeado comprarlo a Venezuela, si las reservas no son suficientes, el presidente Petro fijó su posición sobre ese recurso, frente a los empresarios y de cara al país.
El mandatario señaló a los industriales agremiados en la Andi, durante su séptimo congreso esta semana en Cartagena, que no le gusta el gas porque “no es limpio” y planteó reemplazarlo muy pronto por electricidad.
El presidente instó a “transitar a las energías limpias”, con lo cual dijo la energía saldría más barata, al tiempo que los productos generados en esas economías “saldrían con menos huella carbón y podrían venderse más, en un mundo que tiene que gravar y encarecer los productos que más emiten gases efecto invernadero”.
Sorprende que el presidente de la república ignore el papel que cumplirá este recurso en la transición energética que quiere acelerar, y que desconozca el hecho cumplido que, el Parlamento Europeo, en el pasado mes de julio, decidió catalogar al gas natural, junto con la energía nuclear, en la taxonomía verde, muy a pesar del intento de boicot de los fundamentalistas verdes.
Que la UE catalogue al gas natural como una energía verde dentro de la taxonomía de su canasta energética, significa que los países miembros van a multiplicar sus esfuerzos para tener un plan de acción e inversión en el desarrollo del gas natural, para apostarle a acelerar la transición energética y cumplir con los compromisos de carbono de neutralidad que tienen a 2050.
No conviene olvidar que el gas se usa para la generación eléctrica, como combustible en las industrias, comercios, residencias y también en el transporte. Es el recurso que tiene en vilo a occidente, desde que el 11 de julio, Gazprom anunció que cerraría el gasoducto Nord Stream, lo que lleva a Bruselas a buscar en otros países nuevos suministros, mientras se ven obligados a reducir en un 15 % el consumo europeo de gas, para hacerle frente a la reducción de suministro ruso. Frente a este panorama, Colombia, a diferencia de los países europeos, tiene una posición privilegiada en el mundo, porque el 100 % del gas que se consume en el país, que beneficia a por lo menos 10.556.000 familias, es producido acá mismo. Es esta y no otra la razón por la cual, el servicio de gas en Colombia, se aleja de las fluctuaciones y de los impactos del precio en medio de la crisis energética mundial. Renunciar a seguir buscando gas, para depender en unos años de Venezuela es una huida hacia adelante que nos pondrá en grandes aprietos.
_______________________________________________________________________________
Un estudio de la Universidad Estatal de Colorado de 2021 descubrió que el cannabis legal del estado emite más gases de efecto invernadero que su industria minera del carbón
________________________________________________________________________________
La contracara de posición del actual gobierno sobre el gas natural, está dada por el interés manifiesto en apostarle a una regulación tendiente a impulsar la industria de la marihuana o cánnabis, sin reparar cuál es la huella de carbono de un “porro” de marihuana. Un estudio de la Universidad Estatal de Colorado de 2021 descubrió que el cannabis legal del estado emite más gases de efecto invernadero que su industria minera del carbón. En efecto, la investigadora de la Universidad Estatal de Colorado, Hailey Summers, dijo a New Scientist: “Las emisiones que se derivan del cultivo de una onza de flor de cannabis en interior es casi lo mismo que quemar de siete a 16 galones de gasolina”. No les gusta el gas porque “no es limpio”, pero… ¿acaso saben cuál es la huella de carbono de “un joint”? Traigo a cuento lo del cánnabis, no porque me oponga al impulso de esa industria, mientras la ciencia lo respalde. Lo que propongo es un examen de la realidad que guarde un mínimo de coherencia. Eso de cánnabis sí y gas no, no tiene respaldo de ningún tipo. No es un asunto de gusto sino de necesidades. Valdría la pena preguntarles a los alemanes cuanto valoran ese bien que para ellos hoy es escaso.
No es un capricho de la Comisión Europea incluir el gas dentro de su taxonomía, como inversiones sostenibles. Justo con esa decisión -el sesgo antigás- el gobierno Petro pierde a Europa como aliado en un tema que según su discurso, es vital.
Ni hablar de lo que sucede en otros continentes. El mundo seguirá buscando gas y solo Colombia estaría dispuesta a renunciar a este recurso, teniéndolo, sin que el caso colombiano implique un impacto positivo notable a nivel mundial, en la lucha contra el cambio climático.
En cambio, sí será un golpe para los hogares colombianos de menores recursos, que hace años sustituyeron el peligroso “Cocinol”, de tan trágica recordación, por gas, con lo cual cayeron drásticamente las cifras de quemados en todo el país; precisamente en las casas de menores ingresos será más costoso volver a reemplazar este insumo. ¿Acaso olvida el gobierno que el gas es un recurso socialmente estratégico?
Eso, para no hablar exclusivamente de lo inexplicable que resulta, en el presente contexto mundial, caminar hacia la perdida de nuestra autosuficiencia energética como si fuera una gracia. Absurdo.
@sergioaraujoc