Los cartageneros recuerdan el hecho hasta con hilaridad, pero no fue un cuento del realismo mágico de la "tierrita", fue un hecho propio de esa “malicia indígena” de un gran sector de la clase política, que convirtió dicha virtud en un arma para esconder sus fechorías, que sin escrúpulos hacen del arte de gobernar una herramienta para saquear los recursos del erario y el patrimonio público. El mal recordado fiscal Néstor Humberto Martínez Neira describió la conducta de unos concejales de Cartagena de la siguiente forma: “Una llamada entre los concejales Erick Piña y Jorge Useche deja en evidencia esos pagos. Ahí es donde habla de los 32 libros que se están entregando y luego dice que mensualmente siete libros y medio. Es un lenguaje cifrado que no corresponde con la temática que están tratando”. Con la malicia indígena, dichos concejales se la pasaban de vivos. Hasta aquí, la presunta conducta ilícita cometida por varios concejales había sido descifrada, pero entonces, ¿por qué se encuentran libres? Ni la Fiscalía ni la Procuraduría. Nada les pasa. ¿Todo ha quedado como si nada hubiera ocurrido?
La presunta componenda, con “libros” de por medio, para elegir a lo que se denomina un contralor(a) “de bolsillo de la alcaldía”, se realizó en las sesiones del 8 de enero y el 21 de febrero de 2016 en el Concejo de Cartagena, eligiendo a Nubia Fontalvo Hernández como contralora distrital. Posteriormente, por unos audios “que se salieron de control”, se conoció de una serie de reuniones mediante las cuales el exalcalde Manuel Vicente Duque Vásquez presuntamente se coaligó con 13 de “sus concejales”. Los audios filtrados hablan que se le asignan un determinado número de “libros” –o sea, millones de pesos– a cada concejal; curiosamente, con esa evidencia, la Fiscalía se demora hasta enero de 2018 para abrir investigación, dictando auto de detención, por “la presunta elección irregular de la contralora distrital de Cartagena, Nubia Fontalvo Hernández”, a los 13 entre concejales y exconcejales, a la exsecretaria general de la Alcaldía, al alcalde y a la contralora elegida, entre otros. Pero en marzo de 2019, los “ángeles de los libros” comenzaron a quedar libres, con la actuación del mejor abogado de las personas influyentes y la peor “sinvergüenzura” de la justicia colombiana: El doctor “vencimiento de términos”.
Según información de su página oficial, solo hasta el sábado 18 de julio de 2020, “la Procuraduría General de la Nación formuló pliego de cargos a trece concejales de Cartagena, Bolívar (2016-2019), por presuntas irregularidades en la elección de Nubia Fontalvo Hernández como contralora distrital... El órgano de control cuestionó a los investigados porque en ejercicio de sus funciones votaron el 8 de enero y el 21 de febrero de 2016 por Nubia Fontalvo Hernández para contralora de Cartagena, y si este apoyo tendría la finalidad de que la Administración distrital del entonces alcalde Manuel Vicente Duque Vásquez, presuntamente tuviera el control de la Entidad”. De seguro, el abogado “vencimiento de términos” los volverá a sacar del encarte. Sin embargo, ese mismo ente de control ha blandido la “espada de Damocles” en contra del alcalde Dau por un “madrazo”, o por la forma cruda como señala a los corruptos. A los concejales no les han querido leer los libros, pero ¡han desatado la persecución mediática y judicial en contra del alcalde Dau porque está desmontando los grandes negociados con los recursos de la ciudad!