En este momento el único con corona es el virus, pero muchos quieren ponerle además un trono.
Si bien cada uno es libre de decidir en qué quiere creer y cómo quiere actuar, lo mas ético sería que lo hiciera pensando también en los otros. Es innegable que la falta de solidaridad y la inconsciencia son un virus de cada día en nuestro país y en el mundo.
Para la muestra un papel: el higiénico. La compra indiscriminada de este elemento de aseo, importante pero que no merece ser coleccionado, es ridícula y huele muy mal. Los psicólogos explican esta particularidad como una reacción de control frente a la pandemia que estamos viviendo.
Y es que quizás el miedo hace que la gente piense que para ser parte de la corona hay que sentarse en un trono, pero en realidad esto lo que demuestra es que estamos rodeados de seres que tienen el cerebro en el trasero. Seguramente estos impulsos humanos son normales pero, ¿qué tal si en vez de dejar de pensar en que en algún momento no tendremos con qué limpiarnos, dejamos de ser tan mierdas y pensamos en que somos seres sociales que dependemos de todos los que nos rodean y los demás dependen de nuestras acciones?
La obsesión por la parte trasera es darle la espalda al vecino y dársela a uno mismo, es quedarse atrás. Higiene de mente y de corazón es lo que necesitamos.
El Coronavirus no necesita un trono y nosotros tampoco.