Desde mi postura de homosexual y ante los interminables comentarios a favor y en contra de la adopción de niños por parejas del mismo sexo, considero, que lo más pertinente es que ésta definitivamente no se apruebe. Obviamente no por las mismas razones que exponen los que se dan golpe de pecho porque piensan que si se aprueba se incrementaran los casos de homosexualismo, como si se estuviese halando de la proliferación de una enfermedad terminal o un caso similar al Chikunguña.
Yo llegué a mis propias conclusiones y es que lo más oportuno es que no se apruebe porque el país indiscutiblemente no está preparado para una noticia de tan gran envergadura. Luego de leer de cuanto comentario desatinado y carente de la más mínima sensatez pienso que Colombia no está ni estará dispuesto a acoger dentro de sus planes de gobierno ideas tan radicales como estas porque sencillamente, es un país lleno de personas con otras prioridades como ver si su equipo de futbol asciende de la B a la A, si su reina nacional gana un certamen internacional y estar pendiente de la lesión de James Rodríguez.
Considero que esa noticia en un país como el nuestro sería el trampolín para incrementar los casos de matoneo para homosexuales y niños que sean adoptados, ¿Se imaginan? Dos padres acompañando a su hijo al parque, no se harán esperar las miradas anormales, los murmullos y hasta las agresiones contra esa quizás feliz.
Paradójicamente los homosexuales provenimos de una educación de familias heterosexuales y jamás imitamos sus conductas porque sencillamente nacimos así, cosa que deja sus argumentos sin validez alguna, al expresar que los mayores perjudicados serán niños quienes han de criarse bajo un hogar homosexual y por obligación, según ustedes imitaran nuestra condición sexual. Pero como son ustedes los que creen saberlo todo, y sacan su naturaleza de psicólogos de lo más recóndito de su ser, ojala se les cumpla el milagrito de que el con juez encargado no apruebe la ley.
Mientras tanto, ustedes, colombianos heterosexuales, defensores de la constitución y de la familia y fieles creyentes de su Omnipresente Dios, preocúpense por seguir teniendo hijos a diestra y siniestra, abandonándolos, maltratándolos, educándolos de la manera más indigna. Que mientras tanto nosotros, homosexuales, nos preocupamos por cuidar animales, poner lindas a sus mujeres, curándolos cuando estén enfermos, educando a sus hijos, construyendo sus casas, entre muchas otras cosas, porque nos los creo tan ignorantes para pensar que homosexuales solo hay en una salón de belleza.