No nos cansamos de que vuelva. Esta es su casa. No importa si son cuarentones como yo que redescubrimos el rock en español por Vagabundo, su disco insignia, su obra maestra, la que enloqueció a mi generación, la que puso a pintarnos las uñas negras a todos. Porque todos queríamos ser como Robi pero nadie era lo suficientemente hermoso, y sombrío y profundo. Es mediodía de miércoles y Brasil le gana con comodidad a Serbia. No me importa, preferí ponerme a escuchar Vivir, y la encuentro tan actual que me hace volver a sentir joven y de pronto todo vuelve a ser otra vez julio de 1996.
Ahora regresa al país, su país, como todos los años y como todos los años hacemos fila para adorarlo. Robi viene en un nuevo formato Lo sagrado y Lo maligno. Tres fechas en Colombia, el 31 de agosto y el 1 de septiembre en el Jorge Eliecer Gaitán en Bogotá y en Medellín el 2 de septiembre.
No importa cuantas veces venga Robi. Nunca son suficientes. Ojalá viniera siempre, ojalá viviera acá, ojalá nunca se fuera. Cada vez que llega, como una fuente de vida eterna, nos renueva, nos hace sentir jóvenes y las uñas vuelven a pintarse de negro