En Cali el modelo de aseo es insostenible ambiental, social y económicamente. Es alarmante que 50 mil toneladas de residuos sólidos se hayan recogido mensualmente en promedio durante el segundo semestre de 2023.
Precisamente la tragedia del actual modelo de aseo es la remuneración por tonelada recogida, transportada y dispuesta finalmente en un relleno sanitario. Durante el mismo año, la ciudad pagó aproximadamente 300 mil millones de pesos por estas actividades, a las que se suman el barrido de las calles, la poda de árboles, corte de césped y lavado de áreas públicas. Entre más toneladas de basura se generen, mayor tarifa se cobra a los usuarios y mayor remuneración reciben los operadores privados.
Los antecedentes del actual modelo de aseo en Cali, se remontan al año 2005, cuando el Presidente de la República Álvaro Uribe Vélez y la Superintendente de Servicios Públicos Domiciliarios Eva Maria Uribe ordenaron la toma de posesión de EMSIRVA, empresa pública que prestaba el servicio público de aseo a la ciudad desde su fundación en 1966.
Después de cuatro años, siendo Susana Correa la Agente Interventora de EMSIRVA, la decisión implementada fue la entrega a cuatro operadores privados la recolección de los residuos sólidos en la misma cantidad de zonas en la ciudad, además, se contrató por 30 años la disposición final. Por último, se decidió liquidar la empresa pública, en adelante las actividades operativas del servicio público de aseo en Cali quedarían en manos privadas.
Las cuatro empresas privadas que actualmente prestan el servicio público de aseo son: PromoCali, PromoValle, Ciudad Limpia y la multinacional francesa Veolia. El contrato de la disposición final de los residuos sólidos lo tiene la firma Interaseo del Valle de propiedad del señor William Vélez, considerado como el “zar de las basuras”, además, señalado ante la JEP por el confeso paramilitar Salvatore Mancuso como financiador de esas estructuras criminales. Los contratos de recolección vencen el 5 de febrero del 2025, mientras el de la disposición final se extiende hasta el 2035.
Las ganancias de los privados podrían explicar porqué el modelo no desestimula la generación de residuos sólidos y mucho menos el aprovechamiento de los mismos. En el relleno sanitario ubicado en el municipio de Yotoco llegan para disponerse finalmente las basuras de Cali y de 13 municipios más, aproximadamente se arrojan 3000 mil toneladas diarias siendo el 70 % de la capital vallecaucana.
Esta situación genera aproximadamente 700 mil litros de lixiviados por día, un líquido altamente contaminante que debe ser tratado. Por esta operación la ciudad pagó aproximadamente 40 mil millones de pesos durante el 2023. Adicionalmente, la ciudad está impactada por focos de residuos sólidos en varias vías y espacios públicos de la ciudad, es decir, el servicio no es plenamente eficiente. En otras palabras, mientras más basura haya, mejor se pone el negocio.
Después de 15 años del fracaso del modelo privatizado del aseo en Cali, hay nuevas alternativas. El Plan Nacional de Desarrollo en el artículo 277, estableció el programa “Basura Cero”. En Cali se podría andar por esta senda para estimular un modelo de aseo que promueva el aprovechamiento de los residuos sólidos, la economía circular, la generación de energía con biomasa, además, estimule la separación en la fuente, rutas selectiva y vincule a las asociaciones de recicladores.
En la actualidad EMSIRVA después de 19 años de intervención superó sus problemas financieros, de hecho, durante el 2023 reportó utilidades por 39 mil millones. Adicionalmente, EMCALI quedó habilitada en su objeto social para prestar el servicio público de aseo, es decir, se cuenta con empresas públicas para que ejerzan la autoridad tarifaria y administrativa.
En últimas la ciudad requiere un nuevo modelo de aseo, donde sea central el bienestar social, la sustentabilidad ambiental, el interés público y no exclusivamente los negocios de operadores privados, pues de continuar igual, no habrá una “Cali Bella”.
