Visitada la feria del libro queda la imagen de una Colombia viva y optimista a pesar de las adversidades. Si bien los promedios de lectura no son los ideales es evidente que van en ascenso.
Causa alegría la cantidad de visitantes que tuvo la feria en su trigésima versión y el interés por las distintas actividades culturales programadas. Niños, jóvenes, viejos, negros, blancos, mestizos, todos en un solo espacio compartiendo las discusiones sobre distintas temáticas en cada espacio de la feria.
Unas de apoyo al proceso de la paz, otros criticándolo, en otros discutiendo sobre temas literarios, religiosos, sociológicos, históricos, de género hasta monstruos de tira cómica. Autores extranjeros, y nacionales. Toda una multitud compartiendo el valor de la cultura y el libro sin distingo de clase social ni política, es la Colombia que todos soñamos en un solo espacio.