Desde que se inició este largo periodo de confinamiento se ha hablado mucho de manera positiva diciendo frases: “cuando todo esto acabe seremos mejores”, “de esta saldremos juntos”, “juntos a pesar de la distancia” o similares. Auque estas nos inspiran a creer que después de estar encerrados más de un mes, cuando salgamos todo va a ser paz y amor, tanto con nuestros semejantes y con la naturaleza, lo cierto es que no. Lamento decirles que tal cosa nunca pasará: saldrán los mismos canallas que cazan animales protegidos y especies en peligro a volver a hacer de las suyas, sino no lo están haciendo ya; saldrán los mismos pirómanos de siempre a quemar los bosques; y saldrán las ratas corruptas, que siguen campando a sus anchas, ya que la cuarentena les ha permitido llenarse los bolsillos como nunca lo habrían esperado de este fatídico 2020.
Solo basta ver las noticias en televisión para ver cómo durante la cuarentena se ha quemado y tumbado en la Sierra Nevada de Santa Marta un área de tamaño similar a la del municipio de Líbano (Tolima), 28.000 hectáreas, ya que los incendios se han cebado contra esta fabrica de agua; cómo en San Andrés un tiburón hembra en estado de embarazo fue cazado y luego abierto para asesinar a sus crías y vender sus aletas y carne; y cómo en el Cauca el asesinato de líderes sociales no ha parado ni un solo día, mientras ellos están en sus casas por la orden de cuarentena, los sicarios no.
Y mejor ni hablemos del gobierno que ha manejado esta situación tan complicada… la misma Policía, que es tan eficiente al momento de imponer comparendos a los que están fuera de casa, se ha mostrado incapaz de hacer algo para evitar estos asesinatos. ¿Cuán difícil es hacer rondas y capturar al que esté por fuera en caso de tener armas? Creo que es parte del sentido común. Las fuerzas militares se han mostrado poco eficientes para combatir a los ilegales que destruyen los bosques y selvas colombianas, mientras que los políticos elegidos dizque para representar al pueblo hablan sobre cómo aumentar los costos de los mercados o cómo entregar menos de los contratados. Al fin y al cabo, los pobres están acostumbrados a aguantar hambre, un mes más no hará mucha diferencia.
Lo más decepcionante de todo esto es que es solo una pequeña parte de la porquería suelta, imagínense, ¿cómo será cuando el resto salga. Así que si esperan algo mejor al salir del confinamiento, pues bájense de esa nube. La humanidad no está haciendo tanto daño solo porque está encerrada, pero cuando salga querrá ponerse al día en todo lo que no hizo durante este tiempo.
