“No esperaba que cometieran tantos errores. Me suspendieron por tres meses desde el 7 de noviembre sin que me hubieran notificado apertura de investigación, adelantaron un allanamiento a mi casa sin orden judicial y he sufrido el asedio de motociclistas en mi vivienda y universidad, donde fueron a preguntar por mí”, denuncia el patrullero Rubén Darío Rozo Giraldo.
Pero cuál fue el delito que cometió este uniformado para que estuviera en el foco de los medios y de sus superiores. Según él, solo expresó en público lo que cometan todos sus compañeros sobre las desigualdades, la vulneración de derechos y los padecimientos que sufren los miembros de la base de la institución.
Lo hizo de una manera muy particular, una puesta en escena donde aparece dándole la cara al país secundado por siete compañeros uniformados que lucían pasamontañas, montaje que sirvió de excusa a oficiales y algunos columnistas para desestimar el fondo de las denuncias y concentrarse en los supuestos delitos que se habrían cometido por parte de los policiales.
Durante la conversación que sostuvimos en Tuluá, su tierra natal, este hijo de Policía expresó: “No se puede estigmatizar por el uso de pasamontañas sin tener en cuenta el contexto y el discurso; en el fondo solo se buscaba evidenciar las normas que rigen la institución y que vulneran el principio de igualdad”.
Rozo se quejó porque algunos medios hicieron eco de la campaña de desprestigio en su contra iniciada desde la Dirección Nacional, explicando que resaltaron dos sanciones que tiene en 20 años de servicio trabajando en la calle, cuando todos saben que el policía de vigilancia es el más propenso a investigaciones. “Mucho se ha hablado de mi hoja de vida, lo que no se dijo es que tengo cuatro menciones de honor, dos botones de honor al mérito policial y que fui propuesto en el 2010 como el mejor policía del Valle del Cauca, por la alta operatividad, reconocimiento por el que me dieron un bono de 60 mil pesos”.
Este estudiante de derecho de la universidad Cooperativa de Cali es consciente que denunciar la desmotivación y desmoralización en el nivel Ejecutivo, el tráfico de influencias en el nivel oficial, y las desigualdades que dice afectan el buen servicio que deben prestar a la comunidad no le iba gustar a quienes están en esa zona de confort en la cima de la institución recibiendo medallas con bonos de 8 y 10 millones de pesos.
Sus denuncias no son un invento. Quienes por condiciones de nuestro oficio de reporteros judiciales hemos tenido la oportunidad de tratar con los miembros de la base de la Policía conocemos su sentir y su pensar. Los buenos policías desprecian los hechos de corrupción que salpican a sus compañeros, oficiales y altos mandos, también conocemos sus constantes quejas por las precarias condiciones económicas y hasta de salud.
Los medios a nivel nacional registran escándalo tras escándalo, desde un coronel que sindican de colaborar con narcos, hasta un intendente que supuestamente ayudó a las Farc a atacar la isla de Gorgona. Ante el Congreso, el general Palomino tuvo que responder por la compra de unas armas alemanas dañadas, también tuvo que poner la cara al país por un robo a una estación de policía en Bogotá, y aún no cesa la bulla que género las denuncias en su contra por un supuesto acoso sexual a otro oficial.
El patrullero Rozo achacó estos hechos a una cultura de ilegalidad arraigada en el Ejecutivo desde el Gobierno Nacional y replicada por el director de la Policía; habló de tráfico de influencias que obliga a los patrulleros a estar atentos a las dignidades del ciudadano para aplicar la ley porque llegan las llamadas presionando, incluso para dejar pasar vehículos en los puestos de control.
A su juicio, la desmoralización de los patrulleros por sus precarias condiciones económicas y las desigualdades al interior de la institución, además de no ser coherentes en un Estado Social de Derecho, impiden que estén empoderados para prestar un buen servicio y enfrentar la difícil situación que se avizora durante el llamado posconflicto.
Su aparición, dando la cara en el famoso vudeo, donde sin titubeos acusó al presidente Santos de traicionar a las Fuerzas Militares lo tiene en el ojo del huracán pero no se arrepiente, insiste en que continuará al frente de esta lucha: “Desde hace un año hago mi tesis de derecho que se llama “Principio de Desigualdad al Interior de la Institución Policial". Ya se ganó mucho porque hay compañeros que no conocían las normas que los rigen y hoy ya están preguntando por estos temas” acotó.
“Deliberante, según la normatividad, es la prohibición de sindicalizarse, aquí no hacemos nada de eso, nos reunimos para expresar y dar a conocer falencias que impiden prestar un buen servicio. Sin embargo, siete compañeros han sido suspendidos durante tres meses solo por darle me gusta al video, por facultad discrecional del director, vulnerando el derecho de expresión, queriendo reglamentar tus preferencias en redes sociales; derecho al trabajo, al mínimo vital y hasta el derecho superior de los menores, porque son familias completas las afectadas”, agregó.
Rozo Giraldo concluyó con una pregunta que debería colocar a pensar no solo al gobierno y sus altos mandos sino a toda la sociedad colombiana:“¿Cómo puede una institución que debe garantizar derechos y libertades cumplir su función misional cuando los vulnera en su interior?”.