Cada día la percepción de inseguridad en los colombianos es evidente. Los diferentes enfrentamientos armados, protagonizados por el gran número de estructuras del crimen organizado, no dan tregua, ante la incapacidad de las fuerzas legítimas del Estado, para reestablecer el orden público, en varias regiones del país. Ese es el más claro ejemplo de un conflicto reciclado en el tiempo, que al parecer es mucho más peligroso, que el que existió hace algunas décadas.
Departamentos como Arauca, el Cauca, Putumayo, la región del Catatumbo, son algunos ejemplos del reciclaje de la violencia que lleva al enfrentamiento entre los mismos actores armados, quienes se disputan los territorios a sangre y fuego, para establecer el control absoluto, que les permita el manejo de las economías ilícitas, como lícitas, y crear una forma de Estados paralelo.
El conflicto armado que se libra en la región del Catatumbo, entre el Eln, y las Disidencias de las Farc, el cual deja un desolador panorama en cuanto a violación a los Derechos Humanos (DD. HH) y la infracción al Derecho Internacional Humanitario (D.I.H), por parte de los grupos enfrentados, en esta parte del país, también le sumamos los combates entre las estructuras del paramilitarismo en el vecino departamento del Cesar.
Los más recientes enfrentamientos entre los hombres del denominado Ejército Gaitanista de Colombia “EGC” o Clan del golfo, y la estructura de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, (ACSN) en municipios del Sur del Cesar, que inicialmente deja un saldo de muertes entre los bandos enfrentados lo que enciende las alarmas de las autoridades departamentales, quienes le han pedido al Ministerio de Defensa Nacional, desplegar a los efectivos de las fuerzas del orden, para contener los enfrentamientos, que pueden afectar a la población civil.
Si bien las disputas entre las dos facciones del paramilitarismo, habían tenido lugar hace un par de años en departamentos como el Magdalena, y la Guajira, lugares donde las denominadas Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, tienen una presencia activa, y ejercen un control territorial, los enfrentamientos en el Sur del Cesar, se puede considerar una novedad, lo que a la vez indica el fortalecimiento militar de estos grupos al margen de la ley, lo que se convierte en una verdadera amenaza ante la agudización de la violencia, no solo en el Sur del Cesar, sino que puede extenderse a los vecinos departamentos de Santander, y Norte de Santander, lo que agravaría la crisis humanitaria en este último.
La guerra a muerte entre los grupos que se denominan paramilitares, como al igual los que aún persisten en autoreconocerse como guerrillas, son producto del reciclaje de la violencia tras el surgimiento y desmonte de estas estructuras del crimen que una vez negociaron la paz con diferentes gobiernos.
A un año de terminar el Gobierno de Gustavo Petro, que soñó con la paz total, que en gran medida permitió el fortalecimiento de las estructuras del crimen organizado, quienes aprovecharon los distintos ceses al fuego, queda de experiencia al nuevo inquilino de la casa de Nariño, que la paz es una prioridad siempre y cuando no se comprometan los intereses de la república, y crear las condiciones para que a través del imperio de la ley se termine de una vez por todo el reciclaje de la violencia.
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