Es increíble que colombianos más jodidos que uno critiquen que el presidente proponga subsidios para ayudar a más 22 millones de pobres que nos han dejado los que hasta hace un año nos han gobernado.
Nadie entiende, cómo obreros y personas estrato uno y dos salgan a protestar en contra de las reformas que se necesitan de manera tan urgente y que beneficiarán a todos. Y lo hacen alegando que el gobierno les quitará lo que nunca han tenido.
Nadie entiende que persiguen las trasnochadas guerrillas, con su sesentero eslogan de protesta sociales por un mejor país, hoy que por fin se tiene un Gobierno que puede interpretar sus anhelos de una manera aceptable por toda la sociedad, entonces continúan con sus sanguinarios ataques haciéndole un tremendo favor a la derecha que a no dudarlo ve en esas reprochables acciones una forma de desprestigio hacia el Gobierno; por eso es que sucesos como los ocurridos en Tierra Alta (Córdoba) no deben pasar como si nada.
No entendemos como los políticos de izquierda que al lado del actual presidente, sufrieron el ostrasismo, la persecución y toda clase de “jugaditas“ hoy sin el menor miramiento de los procesos padecidos arremeten contra él actual Gobierno y son sus principales enemigos, todo por celos y envidias políticas y personales con el testarudo Petro.
Por fortuna, ya se lanza al ruedo de la candidatura a la presidencia con anticipación la Senadora María Fernanda Cabal que por sus declaraciones de llegar a un “posible“ Gobierno le deja el mensaje de lo que a la izquierda y al progresismo les corre pierna arriba si no ayudan a sacar este Gobierno adelante.
Si entiendo, el porqué en las elecciones que se avecinan la derrota será inminente, pues las prácticas clientelistas y los dineros de todo origen están hoy a manos llenas y las fuerzas progresistas no están diseñadas para ello, máxime que muchos alcaldes y gobernadores opuestos al actual Gobierno están en campaña política, amenazando y comprometiendo contratistas y a trabajadores estatales a su cargo.
Que el buen Dios nos coja confesados, porque un próximo gobierno sería una no muy rara mezcla de Uribe, Bukele y Milei condimentada con la salsa valluna de Cabal.
