A estas alturas de nuestra evolución, como especie y como sociedades, es patético, absurdo y hasta anticuado seguir viendo al mundo y a la vida bajo el prisma de los tradicionales colores azul y rojo, por denominar de alguna manera las posiciones conservadoras o de izquierdas, como las únicas visiones políticas de manejar a las naciones.
Con el conocimiento adquirido hasta el momento, como humanidad, deberíamos estar imbuidos en resolver los problemas que nos ha ocasionado el desarrollo, y la actual manera de vivir, donde el consumo irracional y excesivo de materias y mercancías es el foco del meollo. No deberíamos estar enfrascados en discusiones políticas, que lo único que hacen es dilatar las trascendental toma de decisiones sobre cuál es la forma acertada de existir y convivir en el planeta con los demás seres.
Por ejemplo, en Colombia, conociendo lo que se nos avecina, a raíz de los cambios climáticos, según los conceptos y análisis de los expertos y científicos, ahora tan de moda en ignorarlos o en minimizarlos, deberíamos estar dedicados en recuperar y en restaurar nuestros bosques y selvas, para recuperar y tener las condiciones suficientes y necesarias para soportar o superar esas adversidades, y no en seguir insistiendo en las soluciones inmediatas del extraccionismo de los recursos naturales, como el modelo ideal de nuestro desarrollo. Pero la cruda realidad es que pasa el tiempo, y las cosas en vez de mejor, empeoran.
Por eso es crucial convocar y convencer a los demás seres humanos, sobre todo a las grandes mayorías abstencionistas, para que en estos próximos procesos electorales, no solo en Colombia si no a través del mundo, se unan a los movimientos que convocan a un cambio de actitud y de la misma evolución del mundo, con la educación como la principal herramienta del cambio, y con la protección de los seres vivos y de los ambientes naturales como el único objetivo.
Porque todos sabemos de la importancia de los árboles para combatir la desertificación de los ambientes, ya que a través de sus procesos de respiración/transpiración los humidifican, y sin embargo es muy poco lo que se reforesta o se protege en la realidad. Aunque al mismo tiempo no podamos desconocer ciertos esfuerzos, como que últimamente se han generado muchas leyes y normas, además de la creación o ampliación de varios parques naturales, pero que son insuficientes porque mientras tanto se siguen manteniendo los altos niveles de explotación y de destrucción de los recursos naturales.
Igualmente, hoy también sabemos de la importancia del agua, y que, según esos mismos estimativos, esta en un futuro más cercano que tarde tendrá más valor que el oro o cualquier otro elemento, pero, aun así, esta realidad la seguimos ignorando.
Entonces las preguntas que surgen son: ¿qué hace que sigamos esperando para reaccionar a esta muy probable realidad?, ¿será que los fuertes intereses empresariales o individuales seguirán imperando sobre los generales?, ¿hasta cuándo?