Todo tiene su tiempo. Sin tener que caer en estereotipos religiosos, este no es el tiempo para debilitar la imagen presidencial. El presidente Duque está negociando con el mundo nuestras vacunas y los ilustres "opositores de todo", llenos de rabia y sinrazón, golpean su figura.
Necesitamos un presidente fortalecido ante la comunidad internacional. Nadie quiere una democracia no deliberante. Tampoco, en tiempos de muerte y ansiedad, una democracia desbordada por un coro de adeptos a la crítica feroz, a desdibujar la verdad, a que todo sea burla y frenesí informativo contra el Gobierno.
Pareciera que en muchos medios de comunicación prima el sesgo socialista. El gobierno, por torpeza en el manejo magnánimo del poder, no oye razones y se está quedando solo. Pero, por favor, es necesario ver al presidente Duque, ante el mundo, fortalecido. Necesitamos que nos cumplan con nuestras vacunas. En este tema, no puede haber izquierda ni derecha. Hay vida o muerte, sencillamente. Hay vacunas a tiempo o hay rezago y demora; y la demora es muerte y crisis económica.
Criticar al presidente Duque es el deporte nacional. Hay saña y odio. Cuando un presidente anterior designó a un joven en el Ministerio de Defensa, todos aplaudieron que los jóvenes llegaran a los círculos del poder. Nombra el presidente Duque a un joven en el Ministerio de Defensa y qué atroz espectáculo en la cloaca de las redes sociales, desbordadas contra este joven y con eco en los medios de comunicación; porque es el presidente Duque. No, qué infamia. Es obvio que él tiene derecho a poner a alguien de su entorno, ya fogueado y con una hoja de vida impecable.
Las desbordadas redes sociales y algunos programas de opinión envenenan día a día el intelecto de nuestro pueblo; y nos están ganando la batalla. La gente anda enardecida contra todo lo que sea tradicional. Hay ira, indignación y rabia.
Soy una ciudadana del común que, con desesperación, ve que nada le abonan a nuestro presidente. Las críticas llegan a nimiedades: que está pasado de kilos, que se montó en una cuatrimoto, que cogió una guitarra, que nombró a la hija de una gran exministra. Todo le critican. No hay equilibrio informativo.
Pero, seamos justos; sin el estudio sesudo del COVID que hizo nuestro presidente, quien habla el inglés como los ángeles, devora hasta altas horas de la madrugada los medical papers y oye a los científicos, hubiera sido más difícil este trance por la pandemia.
Recordemos que el presidente es un hombre joven y bueno. Que no es fácil gobernar este país, después de un proceso de paz que dejó las arcas vacías y los montes llenos de disidencias y narcotráfico. Sí se equivocó, porque no hizo un corte de cuentas y todo se le vino encima. Perdió esa mirada enamorada de su gente; le faltó ser audaz y darle a su pueblo, lleno de hambre, una renta básica. Sin embargo, es un hombre honesto que nunca ha permitido negociados. Se rodeó de jóvenes y no le damos el mismo espacio que se le dio al kínder de otros gobiernos. Somos ciegos con sus buenas realizaciones.
Debemos hacer un alto en la oposición hirsuta. Hay que fortalecer la institución presidencial ante el mundo, antes de que, por debilitarla, no nos cumplan con nuestras vacunas. Por favor, ayudemos a que nuestros odios internos no se reflejen internacionalmente. Logremos que nos cumplan con las entregas; que los enemigos no metan la mano en contra, por odios políticos.
Hagamos una jornada para rodearlo y defendamos su imagen, para que el mundo nos vea unidos; para lograr nuestras vacunas. No queremos despedir de lejos a más amigos. No más lágrimas; no más muertes. Permitamos, señores de la oposición, que nos lleguen las vacunas y que sea todo un éxito el proceso de inmunización, para poder vivir y reactivarnos.