El cerdo es probablemente el animal doméstico más aseado que existe, evita hacer sus necesidades en zonas cercanas a donde vive o come, por el contrario, el político tiene la naturaleza de “cagarla”, sin importar si afecta a la comunidad donde vive.
La ciencia ha demostrado que el cerdo tiene un alto nivel de inteligencia, respecto de los políticos debe existir una duda razonable, su comportamiento exhibe un alto nivel de corrupción, ignorancia y falta de razonamiento sin parangón en el mundo animal.
Los cerdos tienen una excelente memoria a largo plazo, hasta el momento esta facultad no ha sido evidenciada en los políticos, quienes olvidan no solo sus “cagadas” políticas, sino también sus colores políticos, amistades de dudosa procedencia, ilícitos, y en general todo aquello inconveniente para su “imagen”
Los cerdos tienen interacciones sociales solidarias y muestran empatía por otros de su especie, por el contrario, los políticos carecen de estos atributos, su proceder siempre ira en dirección del beneficio propio, sin importar a cuantas personas afecten con ello.
En todos los aspectos, un cerdo es un individuo mucho mejor que un político.
Nota: Este principio también es aplicable para las ratas, buitres y otras especies injustamente comparadas con la especie parasitaria conocida como político.
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