Cada época electoral me trae a la mente el colegio. La de este año, obviamente, no es la excepción. Puntualmente, me recuerda las elecciones de personero y representante estudiantil que se daban en ese entonces, donde siempre votábamos. Ese fue nuestro primer acercamiento a la participación en la democracia y a la vez el primer enfrentamiento con la dura realidad de que nunca se cumple con lo prometido en campaña.
Es que no hay que ir muy atrás en mis recuerdos para poder vislumbrar esas propuestas elocuentes de los candidatos a la personería que no están nada alejadas de las de los candidatos que buscan ocupar cargos públicos en la actualidad. En las aulas se escuchaban ideas tan ilógicas como poner piscina, jacuzzi, aire acondicionado y hasta una cancha de tenis en donde no había espacio. En fin...
Pero eso no es todo, alguna vez escuché propuestas tan populistas como traer a cierto artista. En mi colegio, por ejemplo, hablaron de llevar a J Balvin y a Andrés Cepeda. ¡Pero de por Dios! ¿Quienes éramos para creer en esas promesas de unos jóvenes que no sabían ni en dónde estaban parados? Obviamente jamás preguntamos: ¿cómo se iban a poder financiar estos proyectos? o ¿si estos personajes tenían la competencia para poder realizarlos?
Pero al fin y al a cabo a nadie le importaba, tan solo soñábamos con que se hicieran realidad esas ideas y votábamos a ciegas por el firme candidato que las proponía, una utopía total. Es algo así como los que votaron por las últimas administraciones locales en Bogotá soñando con el metro, pero nada de nada. O aquellos que votaron por Uribe para exterminar las Farc, pero tampoco nada.
Nosotros los colombianos siempre hemos vivido de la ilusión y el populismo, es por eso que en cada época electoral recuerdo que en el colegio siempre ganaba ese candidato que proponía lo imposible y al final no hacía nada. Aún quedan los recuerdos de esos que hicieron muchos jean day y cogieron la plata para su excursión, algo así como Samuel Moreno cuando desbancó a la ciudad y la dejó sin obras y sin metro.
Obviamente en el colegio nunca tuvimos jacuzzi, piscina o aire acondicionado... y eso que cada año siempre había alguien que las proponía. Esta situación para nada se aleja de la de los candidatos que ocupan los cargos públicos en el país. Pareciera que muchas veces no aprendemos y seguimos votando por los mismos que nos dan ilusiones falsas.
Es obvio que es hora de recapacitar, de ver propuestas viables y candidatos confiables para cada uno de los cargos públicos. Por eso es importante hacernos las preguntas que en el colegio no les hacíamos a nuestros fieles candidatos.
Posdata. Siguiendo así no faltara más adelante el que proponga que Colombia gane un mundial y esto se vuelva una locura.