"No caigamos en el consumismo desmedido"

"No caigamos en el consumismo desmedido"

Una reflexión sobre el uso de los productos que usamos a diario

Por: Munir Alberto Montedeoca Atencio
enero 27, 2016
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Crédito lapatria.com

En muchos casos, las persona pasamos desapercibido algunos aspectos de la vida cotidiana que, sin embargo, no dejan de afectarnos, aun sin que nos demos cuenta en muchos casos; inclusive, es tanta la afectación que el tema aquí referenciado, impacta grandemente la economía familiar.

Para los que estamos pendiente del trajinar del día a día y en especial los que por uno u otro motivo nos toca hacer mercado, nos hemos encontrado con muchos cambios en los productos de la canasta familiar y no precisamente en la etiqueta, el empaque, la presentación sino, en aspectos muy del producto como tal que puede significar una desventaja para el consumidor, una ventaja para el productor/ comercializador, por supuesto representado en mayores “ganancias” a costa de limitar cantidad, cambiar formulas, mezclar productos y otras tantas prácticas que se puede aplicar y que pueden generar inclusive repercusiones en la salud de las personas. En este aparte se tratarán sólo tres casos de los muchos que componen la transformación

El primero de los casos tiene que ver con el tema de la mantequilla, un producto de alto consumo que particularmente uso con frecuencia, pero que a nivel comercial ha sufrido una transformación tipo camuflaje para el consumidor. Empezando por que dicho producto, al igual que la mayoría de los derivados lácteos, no se asemeja al natural y campesinamente producido en nuestras fincas, le incorporaron el agravante que le fueron transformando hasta cambiarlo por una mezcla de grasas vegetales que en principio llamaban Margarina (producto pesado de digerir y creería que poco amigable para el organismo), posteriormente se volvió más barato aún y hoy en día se conoce como Esparcible, palabra esta que ni siquiera tiene un significado en la real academia. Pues la famosa esparcible no es más que grasa vegetales baratas; pero una definición y estudio de fondo requiere de un curso completo. Los más osados aún en producción de esparcible ni siquiera usan ningún término para describirla y, lo peor, es un alimento autorizado y altamente vendido en tiendas y supermercado que llevamos a la mesa sin saber que vaina es. Mas agravante aún es que a ciegas, como quiere el productor, el consumidor la compra, consume y sigue llamando mantequilla.

Otro de los casos tiene que ver con la cantidad de producto que se está empacando. Es muy común entonces, ver en el supermercado litros de 900ml, Kilogramos de 900g, libras de 450g etc. El caso que más me llama la atención es el de los detergentes en polvo, los cuales con la finalidad de “mantener el precio” le ha sido rebajado la cantidad de producto, seguramente así camuflan que el rango de precio se “mantiene”. De esta manera, en las marcas más reconocidas ya hay caso en que han rebajado la presentación de 3000 gramos a 2450gramos y en todos los casos se ofrecen entre 200 y 400 gramos por debajo de las presentaciones originales, salvo casos de “promoción” esporádicas.

Dentro de este rango también se evidencia la misma estrategia en productos que han sufrido la misma transformación: leche, azúcar, arroz, shampoo, aceites, chocolate, entre muchísimos otros.

Finalmente nos referimos a la manera como sin darnos cuenta nos dejamos envolver en un mundo en que nos está llevando al extremo del consumismo desmedido; tanto así que nos hacen creer que cambiar de tecnología es una necesidad inminente y que se requiere para poder subsistir. En este tema voy a colocarme de ejemplo, no más que en una reflexión saque cuenta de la manera tan fácil que nos absorbe el mundo comercial y de las tecnologías, y eso, que no soy amante al cambio fácil de telefonía por ejemplo, no soy fanático de equipos de comunicación de última tecnología, inclusive no comulgo ni tengo acceso a las redes sociales, mas sin embargo en escasos doce años de matrimonio he contado en el hogar: tres lavadoras, seis televisores, tres neveras, nueve computadores, cuatro Tablet, treinta y un teléfonos móviles entre otros.

Invitación final a reflexionar en el uso de los productos que consumimos, lo barato seguramente trae repercusiones y se nos refleja generalmente en un deterioro a la salud, a la economía, al ambiente, etc. Cuestionemos a los fabricantes, de alguna manera se puede alinear y no caigamos en el consumismo desmedido y en especial en el coma calla‘o…

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