Yo me he declarado en rebeldía con la cuarentena. Las pocas veces que he salido cumplo con creces con todas las exigencias de bioseguridad. Tengo los zapatos solo para salir a la entrada de mi casa, compré y uso escafandra, voy con tapabocas, dejé de usar mis lentes de contacto y volví a mis gafas de profesora para “no dar papaya”, cargo mi frasquito de alcohol y lo uso cada que voy a digitar mi clave en el datáfono, cuando recibo la tarjeta, cuando voy a coger el carrito del supermercado; evito manejar dinero en efectivo, pero si toca, los próceres quedan peinados como recién salidos de la ducha. Mejor dicho, baño lo que sea en alcohol. Y ni les cuento cómo voy marcando mis pasos no solo a punta de alcohol, sino de llamar la atención si alguien tiene de adorno el tapabocas en la barbilla o en el cuello, de distanciamiento social, y cuando llego a mi casa “me fumigan” de pies a cabeza; hoy mi perfume es el alcohol. Ese frenesí me da tranquilidad, me protege y protege a los demás.
Lo anterior, se los cuento porque pienso que es la forma de estar lo más seguros posible. Entonces digo, si todos cumplimos con rigor las medidas y salimos solo cuando es necesario, reunimos las diligencias en una única salida a la semana -por ejemplo-, por qué detener más la economía que, dicen los expertos, ha hecho retroceder a nuestro país en solo estos dos meses ¡lo que habíamos avanzado 20 años! ¿Saben por qué? Porque la mayoría cree que eso no es con ellos y que nada le va a pasar. Hay mucho folclor, mucha irresponsabilidad y, lo peor, esta pandemia ha mostrado que no hay sistema de salud suficiente en ninguna parte del mundo y que el covid-19 no discrimina. Por eso hay que seguir la cuarentena, porque no todo el mundo se toma con seriedad y responsabilidad la situación, y todavía no hay suficientes respiradores ni UCI para toda esa negligencia que camina como si nada por la calles de sus ciudades.
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El covid-19 afecta riñones, corazón, hígado, sistema nervioso, una inflamación inclusive del cerebro (hay pacientes que pueden tener delirio, confusión, convulsiones como si tuvieran una epilepsia)
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Siendo tan nueva esta cepa del coronavirus, hasta para el cuerpo médico y científico del mundo, consulté al Dr. David Vásquez Awad, ginecólogo epidemiólogo, miembro de número y secretario general de la Academia Nacional de Medicina, y podría decir que al escucharlo se apaciguó mi rebeldía de hoy con la cuarentena, y se acrecentó con quienes se creen inmunes y no toman medidas de protección. Dice él que en un principio se pensaba que el covid-19 afectaba solamente el pulmón, que producía una neumonía viral. Pero, “hoy sabemos que el covid-19 es una enfermedad multisistémica que afecta riñones, corazón, hígado, sistema nervioso, una inflamación inclusive del cerebro (hay pacientes que pueden tener delirio, confusión, convulsiones como si tuvieran una epilepsia) y todo es produccido por unos vasos sanguíneos que se dañan por coágulos en la sangre que atacan múltiples órganos e impiden que el oxígeno llegue a todos ellos; afectan directamente las venas, las arterias. ¿Entonces por qué los pacientes hipertensos, obesos, diabéticos, fumadores y viejitos son los más afectados? Porque tienen los vasos sanguíneos, ya de entrada, más afectados. La edad de uno es la edad de las arterias y si se tiene el sistema circulatorio mal, a esos contagiados les va a ir muchísimo peor”, enfatiza el Dr. Vásquez.
Más grave con algo tan contagioso, imposible. Agrega él que igualmente se ha visto que los hombres se afectan más y todavía no se sabe por qué; sobre todo los hombres mayores. “Pero tampoco sabemos por qué hay gente que se contagia y como si nada; transcurre asintomática o tiene síntomas leves. Es probable que haya cosas genéticas que todavía no conocemos, y no sabemos aún por qué unos son más vulnerables que otros”, asegura, y agrega algo aterrador: “Estamos aprendiendo. Algunos países aprenden sobre una montaña de cadáveres. A nosotros no nos ha ido tan mal. Estamos todavía en la curva ascendente, mientras Italia y España ya están bajando. Ya poco a poco comienzan a ocuparse las unidades de cuidados intensivos y los respiradores. Es probable que lo peor esté por venir. Ojalá que no sea tan grave como en otros países”. A-p-r-e-n-d-i-e-n-d-o, entiendan bien los irresponsables que se toman esto a la ligera, que ni siquiera tienen idea de cómo reaccionaría su organismo si se infectan. ¿Será que quieren hacer parte de la miedosa montaña de la que habla el Dr. Vásquez?
Claro que hay que abrir la economía, porque ya están comenzando a escasear tanto productos importados como los de producción nacional -que no necesariamente son los básicos de primera línea- pero sí importantes para el diario vivir. De ustedes, los que se creen Superman y la Mujer Maravilla, de su actitud frente a su propia vida y el respeto por la de los demás, depende que esto se abra más temprano que tarde.
¡Hasta el próximo miércoles!
